-Inteligente, pues toma caminos nuevos en muchas ocasiones, y también enérgica, gracias a McConaughey, tan carismático, tan electrizante, tan singularmente perfecto.
-Aún con altibajos y momentos demasiado típicos, Vallée y los guionistas logran una película muy distinta a lo esperado, sobre todo gracias a un personaje memorable y a dos interpretes prodigiosos.
Por fin, que tarde llega a nuestro país la película que le valió el Oscar a Matthew McConaughey, también a Jared Leto, dos semanas después de los premios nada menos, pero lo que cuenta es que al fin está en nuestras carteleras, y que de una vez por todas podemos ir a presenciar al dúo Leto-McConaughey y la fascinante historia que nos vienen a contar. De la dirección se encarga Jean-Marc Vallée (La Joven Victoria, Café de Flore), y el guión está co-escrito por Craig Borten y Melisa Wallack, saltando a todo el equipo que ha colaborado en los distintos campos para lograr que el proyecto llegara a buen puerto (algunos incluso se han llevado varias nominaciones en distintos festivales) llegamos al reparto, punto principal y alma de la película, McConaughey a la cabeza y le siguen nombres como Jennifer Garner, Jared Leto, Steve Zahn, Dallas Roberts y Denis O'Hare -entre otros-. La espera ha merecido la pena, una sorpresa en toda regla disfrutar de un filme tan inteligente, divertido, irónico y que decide no tomar caminos fáciles, aleja el sentimentalismo barato para hablar con realismo y usando todas las facetas de un McConaughey que domina la película desde el minuto uno.
No son los actores el tema que voy a priorizar, sino como de costumbre, el guión, ya que Borten y Wallack realizan un trabajo sobrio, sutil y en especial poseedor de una singular inteligencia, no hablamos de dos guionistas veteranos sino más bien de todo lo contrario y aún así han afrontado los distintos géneros del filme con una madurez inusitada; como biopic no se refugia en las expectativas del género sino que decide cambiar la fórmula en ciertos aspectos para crear un personaje magnífico, sin idealizarlo, Ron Woodroof es un mal hombre, es homófobo, machista, alcohólico, drogadicto, lujurioso, tramposo, mentiroso y un buen puñado más de adjetivos negativos, y claro está luego cambia, eso es necesario para entrar en la carrera por los Oscar, lo importante es el cómo y el porqué, ahí es donde el trabajo de los guionistas se hace plausible y por esa razón el personaje se vuelve casi legendario, por esa y por McConaughey, no puedo zanjar el tema sin hablar de Rayon-Leto, la otra cara de la moneda, y aunque esté demasiado exagerado para mi gusto, tanto actuación como personaje son soberbios y estrictamente necesarios para la evolución de Ron; en otro orden de cosas quiero hablar de como han afrontado el drama, ha quedado claro que lo han hecho bien en el ámbito biográfico pero ahora veremos si supieron encauzar el otro género principal, por supuesto que sí, han logrado algo que pocas veces puede verse y que fue el principal fallo de “Philomena”, han decidido no tirarse de cabeza al melodrama fácil y tramposo, no sensibilizarla sino afrontar los temas con un realismo cautivador y cierto humor negro, es difícil encontrar una película que toma caminos nuevos, que se arriesga, y que además lo hace con una firmeza magistral, en parte gracias a su actor principal que lleva su trabajo mucho más allá del ámbito interpretativo, Matthew McConaughey es al alma de la película.
Ahora si que les toca el turno a los actores, algunos secundarios lo hacen realmente bien, Garner -que tiene mayor protagonismo de lo que esperaba- realiza su trabajo con eficacia y perspicacia para darle vida a un personaje también importante en la evolución de Ron, pero a lo que voy es a los dos grandes de la función, Leto y McConaughey, tras cuatro años sin pisar un escenario Jared Leto vuelve y se gana un Oscar por hacer de un transexual drogadicto con sida y no seré yo el que desmienta que su interpretación es una joya, pero sí debo decir que no es merecedora de ese Oscar, pues se lo han dado por el personaje que interpreta y no exclusivamente por su calidad, creo firmemente que Fassbender lo hizo mejor aunque no fuera vestido de mujer, ni tuviera sida y problemas con las drogas, en lo que si haré hincapié sobre la actuación de Leto será por un lado su compromiso con el papel por el cual adelgazó casi 20 kilos y por lo que no se le ha dado tanta importancia como a McConaughey, y por otro lado insistir en su competencia, se desenvuelve genial en todos los matices de su personaje y pone el corazón de la película, pero su interpretación continúa estando sobrevalorada. Ahora le toca el turno a McConaughey, simplemente está perfecto, cuando ríe, cuando sufre, cuando lucha, cuando gana, cuando pierde y en todas y cada una de sus facetas, su interpretación, la mejor del año sin duda alguna y una de las mejores de los últimos años, por su compromiso, por su calidad, por su veracidad y por todo el trabajo que ha llevado a cabo, con el que le ha dado una vuelta de 180 grados a su carrera, demostrando que más que un actor de comedias romántica, es uno de los mejores actores de su generación, y todo eso se puede ver en tan sólo 5 minutos de “Dallas Buyers Club” o pueden tomar el camino largo y pegarse un festín interpretativo con todo lo que ha hecho este año, ni la histriónica sobreactuación de DiCaprio, ni el asombroso Bruce Dern, ni tampoco Chiwetel Ejiofor con su desmedida interpretación puede equipararse al año de McConaughey, un hombre que sueña con superarse a si mismo con cada nuevo reto, y no hay duda de que lo ha conseguido.
He dejado muchos puntos sin tratar para desarrollar el grueso del filme, pero quiero dejar claro que todos esos puntos más sutiles y otros mayores como el montaje o los diálogos también son realmente buenos, los diálogos como la mayor parte del guión -salvo algunos altibajos- son inteligentes, divertidos y se aprovechan del carisma de los actores, lo mejor de éstos es que no se ven desde un punto de vista concreto sino desde una rara neutralidad, no es blanco o negro sino que la película trabaja con distintos tonos de gris que pueden llevar a interesantes debates sobre multitud de temas, por otro lado puntos como la banda sonora o la fotografía pueden pasar algo desapercibidos ya que McConaughey domina la pantalla, pero también es cierto que hay buenos temas musicales, un gran vestuario y algunas escenas excelentes; por último quiero destacar el maquillaje, premios y formalismos a parte realizar un trabajo de maquillaje de semejante nivel con la cifra de 250 dolares es una proeza casi sin parangón, son esos detalles los que hacen una gran película y no sólo las cosas grandilocuentes, por esa razón el séptimo arte es tan maravilloso.
Una vez más diré que la espera ha sido larga, pero cada uno de los minutos de “Dallas Buyers Club” lo ha compensado con creces, una película de clara fórmula Oscar pero reformulada para ofrecer más, mucho más de lo que hay a simple vista, una película profunda y conmovedora que no necesita acomodarse a las expectativas, que no necesita momentos de lágrimas innecesarios, sólo un poco de presupuesto y un equipo inmenso de profesionales que trabajen al mejor nivel en sus respectivos campos; es verdad que Jared Leto está fantástico y que Matthew McConaughey realiza la interpretación de su carrera, pero lo importante es la suma de las partes, cada detalle por pequeño que sea que dentro del conjunto han logrado una película inmensa, la película con la que finaliza el año cinematográfico y me permite hacer la lista de mis 10 favoritas de 2013, y una cosa está clara, “Dallas Buyers Club” estará entre ellas.
Alejandro Arranz
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