-Sentimentalismo en vena, el melodrama más eficaz y preciso del año; aún así simple y poco revelador.
-Parecía que iba a ocurrir y así ha sido, la película sube de categoría gracias a su excelente dúo protagonista; la banda sonora es buena.
Stephen Frears (The Queen) regresa de sus vacaciones en las comedias románticas para traernos un melodrama basado en hechos reales que cuenta la historia de Philomena Lee, una mujer irlandesa que, tras quedarse embarazada cuando era una adolescente, se vio obligada a dar a su hijo en adopción; después se dedicó a buscarlo durante cincuenta años. Y claro con semejante historia de lágrimas y alguna que otra risa, el señor Frears logra nada menos que una nominación al Oscar a mejor película, porque como todo sabemos los de la Academia son unos sentimentales. Desde luego lo mejor de la película lo encontramos en el dúo Dench-Coogan que hace un trabajo muy bueno, por otro lado Coogan también está en el dúo de guionistas junto con Jeff Pope, ambos también han conseguido una nominación por su trabajo adaptando el guión. La cuarta y última nominación -tras Judi Dench como actriz- es para la banda sonora de Alexandre Desplat (al que vimos hace poco en “Monuments Men”).
Veo apropiado comenzar, diciendo que es la película que menos merece la nominación a Mejor Película de las que la han obtenido, por otro lado su guión tampoco me parece lo suficientemente bueno ni de lejos y a Judi Dench -a pesar de estar magnífica- la he visto mucho mejor sin tirar de esa mirada llorosa que ha desecho el corazón de los académicos y de la mayoría de críticos. Desde el minuto uno la película pincha al espectador en exceso, para emocionarle con la misma jugarreta una y otra vez, la mirada de Dench y las escenas del niño jugando mientras suena la muy eficaz banda sonora de Desplat, hacen muy difícil no caer en la trampa si no vas preparado, el problema es que luego la cosa se pone más triste y la inteligente dirección de elementos dramáticos de Frears hace del todo imposible resistirse. El inicio del viaje sucede debido a una molesta coincidencia, un par más encontraremos con su transcurso y es mejor pasarlas por alto; al ser dos personajes completamente distintos sus discusiones serán una de las mejores partes del trayecto, por otro lado la comedia no es tan inteligente ni divertida como se pueden creer y apenas se juega un poco con la denuncia social, elemento incomprensiblemente desaprovechado.
El guión está sobrevalorado, aunque debate con perspicacia sobre temas como la religión, la fe, la superstición, la familia, nunca llega a ningún punto revelador y mucho menos a ninguno nuevo, y aunque con varias pinceladas se construyan unos personajes ciertamente interesantes, nada quita que sean bastante simples: Philomena es un personaje que se ve obligado a creer en algo superior pues se pasa 50 años buscando a su hijo perdido y necesita encarecidamente la fe y la superstición, mientras Martin es más realista y sólo cree en aquello que puede demostrar, con un punto ciertamente negativo debido a su despido; pero aunque esto sirva para lograr una mayor crudeza, denuncia social o ironía en las escenas, no quita que apenas se profundice en ellos más que con unas simples novelas románticas o con el despido. A parte de eso es terriblemente efectista, incluso aunque toque los botones con habilidad maestra es muy tramposo presionar constantemente al espectador para que lloré con diálogos sensibleros y escenas innobles, además de los exagerados giros de guión que van construyendo una historia de Oscar tan conmovedora como tonta e insulsa; por supuesto los fallos están a la orden del día en personajes, lógica, desarrollo de la trama, etc.
Coogan es un elemento constante en éste análisis, claro que destaca mucho más su trabajo interpretativo, digo esto porque la parte que hace a esta película ser lo que es -para bien o para mal- es el dúo interpretativo formado por Judi Dench y Steve Coogan, ambos realizan fascinantes actuaciones aunque sólo la de ella ha sido nominada, normal cuando le pones treinta primeros planos de su mirada llorosa que parece atravesarte el alma, cierto que también lo hace genial cuando ríe y es que por algo le han puesto el contrapunto cómico de señora mayor con tendencia a la broma incómoda, si bien es cierto que su actuación es excelente me interesa más la de Coogan, está más matizada, no tira de recurso fácil y aún así convence más, por supuesto que no es de galardón pero la de Dench tampoco.
Todo ocurre rápido y con bastante poca explicación, los elementos interesantes se desechan velozmente y los que ayudan al melodrama se hinchan de modo infame, las respuestas llegan con velocidad para llegar a la siguiente escena triste de Dench y todo hasta un desenlace mediocre, con un falso final feliz y una frase cutre; no interesa la denuncia social, no interesa la profundidad, sólo el más puro melodrama al servicio de una actriz inconmensurable que interpreta su papel con una facilidad pasmosa; un filme demasiado emotivo que logra hacer mella en el espectador gracias a un inteligente uso de su material, a un apartado visual interesante y a una banda sonora de altura, capaz de producir en el espectador cualquier tipo de emoción; el problema es que todo es demasiado obvio, repetitivo, exagerado, tramposo e incluso aburrido...si sois de los que os gusta que jueguen con vuestros sentimientos, aquí tenéis una película ideal.
Alejandro Arranz
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