-La ambición vuelve a traicionar a Aronofsky, “Noé” quiere abarcar demasiado y no lo consigue, pero tampoco fracasa estrepitosamente y entrega un entretenimiento emocionante y visualmente espectacular.
-Crowe lleva las riendas de esta aventura bíblica con total habilidad, incluso cuando la película parece estar a punto de ahogarse ahí está él para sacarla a flote.
Darren Aronofsky regresa tras cuatro años con un blockbuster bíblico tan épico como comercial, su película más cara hasta la fecha -con diferencia-, su presupuesto nada menos que 130 millones de dolares, muy lejos de los 35 millones de “The Fountain”; el guión ha sido escrito por Aronofsky y Ari Handel y revisado por John Logan (El Aviador, Skyfall), Clint Mansell vuelve a componer para el director al igual que Matthew Libatique vuelve a ejercer de director de fotografía, por último un poderoso elenco encabezado por Russell Crowe y secundado por Jennifer Connelly, Emma Watson, Anthony Hopkins, Ray Winstone, Logan Lerman o Nick Nolte -entre otros-. Muchos son los enamorados del director que se estarían frotando las manos pensando en lo que podría hacer con semejante cifra después de hacer lo que hizo con los 13 millones de “Cisne Negro” o los escasos 6 millones de “El Luchador”; por mi parte prefería quedarme al margen pues nunca he llegado a entender del todo el pensar del director, su cine es demasiado pretencioso para mi gusto, sin embargo sus dos últimas películas me parecen cuanto menos notables, así que me debatía entre encontrarme con una locura pretenciosa terriblemente grande o una gran adaptación bíblica, arriesgada y profunda. Finalmente no ha sido ni lo uno ni lo otro, más bien un tono grisáceo, ni es una basura pretenciosa de exorbitante presupuesto ni una gran adaptación bíblica, sólo una aventura con toques clásicos, muy entretenida y espectacular.
Está claro que el director pretendía lograr algo mucho más grandilocuente que lo que ha acabado obteniendo, adaptando -libremente- uno de los episodios más clásicos de la Biblia a nuestro tiempo, sin embargo hay demasiada confusión entre los géneros, no hay equilibrio entre el drama, la acción épica, el cine de catástrofes y lo demás, eso sin contar las ideas sin desarrollar y las bajadas constantes de ritmo, pero no estoy diciendo que su película sea mala, ni mucho menos, sólo que podía haber sido una gran película pero la parte comercial ha podido más que la artística; me gustaría empezar por el impresionante apartado visual, no hay duda de cuando se saben usar los efectos digitales correctamente, no sólo hablo de crear con ellos cosas extraordinarias sino también de darles una importancia más profunda -espiritual si se prefiere- y de este modo ponerlos al servicio de la historia, de un objetivo mayor, en ese aspecto Aronofsky y Libatique han hecho un excelente trabajo.
El guión es donde encontramos la mayoría de fallos; los temas e ideas que salen a relucir no están bien desarrollados dejando mucho material interesante por explotar, algo todavía más irritante si tenemos en cuenta la duración de la película, los personajes son profundos en la medida de lo necesario dándole una importancia evidente a la evolución de Crowe-Noé, el hecho de introducir en la narración un villano como tal iba a ser un problema de cualquier modo, pero la verdad es que es un villano pobre y totalmente hueco a excepción de un par de líneas de diálogo que intentan darle algo de profundidad, la última media hora es la mejor parte del libreto y quizá de la película, hay encrucijadas y temas interesantes, un fantástico tono oscuro y además los mejores minutos del papelón de Russell Crowe; en esta película Noé ha sido convertido en héroe de acción (antihéroe más bien) en favor del entretenimiento -imagino-, esto me lleva a las escenas de acción, en especial quería llegar aquí para hablar de lo rara que es su colocación dentro de una película pues el grueso de la acción se desarrolla en la mitad de la misma, después de la escena de acción más grande, épica, espectacular y cara del filme aún queda una hora, no todo el público será capaz de aguantar el bajón de ritmo posterior y la verdad es que es una decisión bastante extraña (que no por ello errónea), al margen de eso la acción está muy bien rodada y recuerda mucho a un buen número de producciones épicas, otra cosa por la que aplaudir es que a pesar de los evidentes bajones de ritmo y algunos fragmentos demasiado tontos, la película logra que no apartes la vista de la pantalla durante la mayoría del tiempo...mirarás el reloj alguna que otra vez.
Toca entrar en temas de reparto, ya tenía ganas de alabar la interpretación de Russell Crowe, ese actor que cuando aparece en una película la incendia con su ferocidad interpretativa, sabes que ese no es Noé sino que es Russell Crowe y no te importa lo más mínimo, pues es una maravilla verle actuar; entenderme bien no digo que Crowe no consiga que nos creamos que es Noé es más bien el hecho de verle -como he dicho antes- como un héroe de acción, es un papel que sólo él puede interpretar como lo hace, que parece hecho a su medida y eso tiene su parte buena y su parte no tan buena, sin embargo no es el único que realiza una gran actuación, Jennifer Connelly hace un trabajo muy potente como esposa del protagonista, Anthony Hopkins como Matusalén añade parte de la fantasía y un pequeño tono cómico con su breve pero magnífica actuación, Emma Watson extremadamente sobreactuada en demasiadas ocasiones entrega un buen papel, Ray Winstone no logra elevar de categoría a un villano tan plano y Logan Lerman se debate entre un par de buenas intervenciones y el conjunto de momentos de pasmarote, me quedan por comentar la poco atractiva actuación de Douglas Booth como hijo mayor de Noé y la de Nick Nolte como Samyaza, pues si bien no tiene mucha oportunidad para lucirse siempre es bienvenido un nuevo Andy Serkis, un modo de actuar que todavía no ha recibido la atención que se merece.
Después de todo el revuelo la película controvertida del momento ex-aequo con “Enemy” no ha resultado ser una obra maestra ni un bodrio muy caro, simplemente un entretenimiento emocionante, visualmente fascinante y demasiado trivial que puede gustar si se ve como es debido u ofender si se tienen unas opiniones o creencias determinadas y una sensibilidad excesiva, lo que Aronofsky ha hecho aquí no es arriesgado porque vaya contra todo lo que dice la Biblia, hablamos de un libro con múltiples interpretaciones y mucho de lo que ha reflejado el director aparece en dicho escrito, quiero creer que más que en su propuesta es arriesgada en su ejecución, su enfoque hacia temas de interés actual como la conservación del medio ambiente y su manera de llevar este mensaje a la pantalla, aunque finalmente haya fracasado en su intento de darle cualquier trascendencia al refugiarse del diluvio con tópicos del género, momentos faltos de inteligencia y también por culpa de un guión al que le falta un hervor. Aronofsky, ese señor mimado por la crítica y que haga lo que haga se las da de que está haciendo oro crea una película arriesgada pero estancada en los estándares de lo comercial, en ocasiones cruzando peligrosamente la línea de lo ridículo y otras veces ofreciendo un espectáculo avasallador; “Noah” dura demasiado pero nunca se hace aburrida, siempre tiene algo que decir pero nunca es suficiente, es espectacular pero no tan profunda ni reflexiva como cabía esperar; la aventura está servida y es -en exceso- entretenida.
Alejandro Arranz
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