-La peor película posible salida del universo creado por Tolkien, no es sólo el descaro de Jackson colándonos un libro corto en tres películas muy largas, es que esta última es una jodida vergüenza.
-No se salva ni el apartado visual y hasta el reparto falla, no hay por donde coger este insulto a la memoria del novelista británico que abarca todo lo malo de Jackson y nos hace olvidar lo buena que podía ser la trilogía original. Es una de las peores películas del año.
Creo que mi párrafo de apertura del año pasado, cuando analicé la segunda entrega de esta saga, es un comienzo perfecto para esta reseña, a día 13 de diciembre del 2013 mis dedos tecleaban lo siguiente: Y llegó Peter Jackson y logró lo imposible, adaptó al cine una obra gigantesca con todo lujo de detalles, hasta hacer que la novela cobrara vida en la pantalla, hasta lograr que los sueños de muchos se hicieran realidad y así continuó con toda una trilogía que se convirtió en una de las mejores que recordará el cine. Y sí, Jackson también decidió empezarla por el final como antaño lo hizo un tal George Lucas con la suya; y para sorpresa de todos también quiso adaptar el comienzo de todo, la gran aventura de un pequeño hobbit de la comarca que marcaría un antes y un después. Pero no es oro todo lo que reluce, si para las tres novelas de la trilogía del anillo se “forjaron” tres películas, para éste pequeño libro (aunque no menos importante) también se dispusieron tres partes, no hay dudas al respecto de que la riqueza gusta a los hombres igual que a los dragones. Jackson buscó material de todos los recónditos lugares e inventó lo habido y por haber para lograr que un pequeño libro abarcara tres películas, y por supuesto lo consiguió, y fue el año pasado (ahora hace dos) tras casi una década desde el final del anillo único cuando todo volvió a comenzar desde el principio. Y ahora tras tan sabias palabras (no me hagan demasiado caso cuando divago), tan solo queda exclamar...¡La avaricia rompió el saco, Señor Jackson!
Nunca pensé que una película sobre la Tierra Media podría indignarme tanto, estar tan mal hecha cuando es nada menos que Peter Jackson quien está tras las cámaras. Si bien sus malos vicios eran ya muy notorios en las dos primeras partes de la trilogía en esta ocasión devoran cualquier rastro de arte y/o cine, es una película hecha a carreras bajo los mecanismos más viles del Hollywood actual. “Si más gente valorará el hogar por encima del oro este sería un mundo más feliz” manifiesta un personaje en el tramo final del filme, y un servidor se pregunta si el mayor adaptador de J.R.R. Tolkien pensó en esa frase, en el personaje de Thorin, el de Boromir, el de Isildur, Bilbo o tantos otros personajes que en muchas ocasiones se dejaron llevar por la codicia; antes de hacer esta y ambas anteriores entregas para simplemente engordar un poco más su bolsa; los hombres son débiles y por esa razón el arte ha vuelto a ser absorbido por la industria, ya no queda magia y me alegro de que todo haya acabado por fin, mentiría si no dijera que me ha resultado más nociva que la última de Michael Bay pero por profesionalidad no puedo darle menos nota, aún así dejo claro que además de estar entre las peores películas del año es sin duda alguna la mayor decepción del 2014.
Comienza donde acabó la segunda parte, con Smaug a punto de abrasar Esgaroth, y desde ahí todo son invenciones innecesarias, escenas desproporcionadas, subtramas estúpidas, cambios intolerables, absoluta falta de emoción y habilidad narrativa y lo más importante de todo, 100% de CGI. Dijo Ian McKellen hace unas semanas que no había entendido nada de lo que había rodado hasta verlo ya montado, no es de extrañar cuando todo es un gigantesco Chroma Key, que demuestra la falta de interés, de imaginación y de amor de Peter Jackson por la historia que cuenta, ultrajante cuanto menos. En primer lugar que para llevar por título “El Hobbit” nuestro supuesto protagonista sale y hace muy poco, el carisma y la buena labor de Martin Freeman son envidiables pero no valen demasiado y la falta de un personaje memorable como Gollum en la primera entrega o Smaug en la segunda se nota tanto que provoca miedo. Los diálogos son de película de Serie B, las excesivas escenas de acción al igual que los momentos épicos son irrisorios e irritantes, el intento de introducir pasajes cómicos provoca vergüenza ajena y esa manera infame de estirar la historia e introducir innecesarias y vacuas subtramas; no puedo detestar más este último trabajo de Jackson.
El guión es desastroso, parece mentira que lo hayan escrito cuatro personas y que una de ellas sea Guillermo del Toro; los personajes -salvo uno o dos- están caricaturizados hasta el punto límite, la subtrama de Legolas no pinta nada, la historia de amor gastada, obvia y sin a penas relevancia y lo peor de todo, la historia principal está tan mal narrada que ni emociona ni apasiona ni nada, sólo cansa y fatiga durante 144 minutos muy largos. La dirección del señor Jackson no se la desearía ni a los novatos, peca de grandilocuente y acaba realizando una película de tercera fila con un presupuesto de primera mal utilizado. Las escenas de batalla no tienen ni pizca de intensidad, no entretienen, marean y el CGI se huele a kilómetros, los momentos épicos y las muertes están tan mal rodados y montados que uno se queda con cara de idiota y los efectos especiales se ven tan falsos como la remasterización que George Lucas hizo de “Star Wars: A New Hope”, y es que si decides tirar todo el trabajo artístico de tu anterior trilogía por el retrete y que tu nueva trilogía sea toda CGI que menos que lograr que este dé la talla, algo que no sucede en ningún momento porque la cosa canta que no se lo creerán hasta que lo vean. Queda por último el trabajo de los intérpretes y la banda sonora, el trabajo de Howard Shore se recordaba mejor aunque cumple los términos y sale de la escabechina sin ninguna culpa de lo ocurrido, los actores una de dos, aparecen como cameo o hacen un trabajo muy mediocre empeorado por una dirección inútil y un montaje espantoso. La mayoría de los enanos prácticamente ni aparecen, al igual que Bilbo y casi todo el reparto, sólo cabe destacar la labor de unos cuantos. Armitage lo hace bien y es de lo poco bueno de la cinta, Luke Evans como Bardo hace un trabajo muy bueno y por último McKellen, pues si bien no aporta demasiado su presencia siempre es bien recibida. No hay nada en este último viaje por la Tierra Media que merezca ser visto u oído, si me tengo que quedar con algo que me haya resultado menos espantoso selecciono los diez segundos de aparición de Smaug, la nostálgica escena final y la canción “The Last Goodbye” de Billy Boyd que aparece en los créditos finales.
La enajenación de Peter Jackson para con la Tierra Media deja de ser un rumor o una leyenda urbana, en su ansia de dinero y poder el neozelandés ha acabado con la paciencia de los fans, su exceso y poco cuidado a la hora de llevar a la pantalla “El Hobbit” se nota más que nunca en este horrible final de trilogía, una trilogía que no debió haberse llevado a cabo, o tal vez no de esta manera. Aunque les haya gustado “El Hobbit” hasta el momento nada les garantiza que no se sientan totalmente estafados al ver este manufacturado producto no tocado por manos humanas y que no refleja al menos en un servidor nada de lo que hizo grande a la trilogía original o a los libros del señor Tolkien sino más bien todo lo contrario. Espero sinceramente que los herederos de Tolkien no cedan ante las presiones de Jackson y la Warner, tras ver esta última entrega de la famosa novela nadie en su sano juicio le permitiría volver a mancillar una obra de Tolkien.
Alejandro Arranz
El Hobbit es una excusa para sacarle el dinero a los fans de El Señor de los Anillos''. Cada película del ''Hobbit'' que pasa me decepciona más y me hace pensar que esas personas que pensaban que ''El Hobbit'' simplemente es para sacar dinero aprovechándose del prestigio y éxito de la saga tenían razón muy a mi pesar.
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