miércoles, 22 de agosto de 2018

Crítica de "Los Increíbles 2"

-Pierde el efecto sorpresa y el excepcional carácter de la primera, pero sigue siendo un buen entretenimiento.

-Ojalá fuera tan audaz y emocionante como Bao, el cortometraje precedente.

Siempre he creído que Brad Bird es un director bastante infravalorado. Aunque la mitad de su filmografía es considerada excelente por crítica y público su nombre no suele salir a la palestra tan a menudo como el de otros personajes de la industria (Andrew Stanton...), al menos no en las conversaciones entre el público. Productor ejecutivo de Los Simpson, saltó a la dirección de largometrajes con una joya de la animación como El gigante de hierro, para después despuntar en Pixar con dos de las mejores películas de la casa: Los Increíbles y Ratatouille. Probó suerte con la imagen real con la que es para mí la mejor entrega de Misión Imposible y después con la infravalorada Tomorrowland. Ahora regresa al cine de animación con la secuela de aquella deslumbrante película en la que Pixar se permitía por primera vez unos protagonistas humanos. Lo hacía de la mejor manera, profundizando en los problemas de unos personajes que no eran superhéroes sino más bien personas con poderes pero también con problemas cotidianos con los que el público podía empatizar. Bird logró crear un artefacto espectacular, equilibrando con impecable sentido del ritmo un refinado y muy atrevido aparato de resonancias comiqueras (Millar, Moore, Kirby, etc), un apartado visual deslumbrante y una historia familiar que la convertían -junto a Unbreakable- en la mejor película de superhéroes desde los tiempos de Richard Donner y Tim Burton. El género ha cambiado mucho en los últimos 14 años, veamos si la familia Parr se adapta bien.

La primera decisión del cineasta es que para los Parr no haya pasado el tiempo desde la última vez. Es decir, esta secuela comienza exactamente donde terminaba la primera entrega, con la destructiva llegada de "El Socavador". Sin embargo la verdad es que muchas cosas han cambiado desde 2004. Puedo asegurar que el regreso de la familia Parr cumple con las expectativas de ritmo y excelencia formal exigidas, algo evidente tratándose de una película de Pixar y Brad Bird, no obstante en términos dramáticos, capacidad de sorpresa o audacia narrativa, es una triste decepción. Ni su condescendiente y torpe cambio de roles ni sus tímidas, controvertidas e insuficientes reflexiones políticas van a ninguna parte. Y por mucho que Bird se empeñe en decirnos que es una película para adultos (introducir lenguaje incomprensible para los críos no hace una película adulta), termina pareciendo mucho más infantil e ingenua que su predecesora. Pero claro, incluso con su previsible trama y la escasa atención que presta a muchos de sus personajes, continúa siendo una película muy entretenida y técnicamente incontestable, con un ritmo endiablado, frenéticas escenas de acción y el divertido descubrimiento de un abundante filón para el gag-visual en el bebé Jack-Jack.

Llegados a este punto es justo decir que esta secuela le ha dado la vuelta a la tortilla. Si su predecesora era una película infantil incluso más disfrutable para los adultos que para los propios niños, aquí tenemos una supuesta película de adultos que ya no tiene tanto que ofrecernos. Brad Bird entrega la película más floja de su carrera y Disney-Pixar sigue exhibiendo una falta de genio que persigue a la compañía desde hace 8 años (salvado la extraordinaria Inside Out). Los Increíbles 2 es una vistosa atracción que viaja con brío y carisma, apoyándose en la solvencia de sus responsables, en su apartado visual y en el cariño que le tenemos a éstos personajes. Una pena que sin los riesgos, la frescura ni la capacidad de sorprender no alcance a ser increíble.


Alejandro Arranz

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