-Otro fallido intento de insuflarle vida a la franquicia. Tiene los mismos problemas que su predecesora pero se beneficia de un envoltorio más intrigante y un considerable aumento de presagios.
-Johnny Depp y Jude Law son lo mejor de la propuesta. Rowling debería dejar los guiones a los guionistas.
Es completamente normal entrar con recelo a esta secuela del insoportable e infantiloide spin-off de la saga del niño mago que J.K. Rowling nos intentó vender hace dos años con el título de Animales fantásticos y dónde encontrarlos. La película cambiaba las verdes tierras británicas por los oscuros callejones americanos de los años 20 y suponía el inicio de una pentalogía de precuelas que provocaba una desgana terrible. Por suerte ya hemos pasado el mal trago de aquella soporífera presentación de personajes y reimaginación del universo conocido por los fans de las películas (los fans de los libros tienen más bagaje) en la que los caretos de Colin Farrel eran tan irritantes como el nuevo protagonista interpretado por Eddie Redmayne. Ahora es el momento de que la historia salga adelante, de activar los mecanismos dramáticos e intentar que los personajes evolucionen y se posicionen de cara a lo que -como siempre- está por venir. Con la espectacular secuencia de apertura parece que la magia ha vuelto para quedarse (aunque aquí ya nadie pronuncia ni medio hechizo), pero todo es una filfa, un truco digno del mejor dúo Yates-Rowling, que ya han conseguido que entremos a ver su segundo y deslavazado intento de mantener viva la gallina de los huevos de oro.