A estas alturas el nombre de James Mangold es ya ampliamente conocido gracias al éxito que supuso Logan. Pero desde mucho antes su filmografía escondía todo tipo de rarezas, pasos en falso y películas notables. Es un realizador de westerns que solo ha hecho uno propiamente dicho, y es su mejor película, 3:10 to Yuma (también con Christian Bale), remake del filme homónimo de Delmer Daves, protagonizado por Glenn Ford y basado en un relato corto de Elmore Leonard. Tras su larga estancia en el universo mutante Mangold vuelve con otra cinta crepuscular, un duelo al sol de neumáticos sobre el asfalto. Se trata de la historia real sobre como el diseñador automovilístico Carroll Shelby y el conductor británico Ken Miles fueron contratados por Henry Ford II para construir un automóvil que derrotase a Ferrari en el Campeonato del Mundo de Le Mans de 1966. Lo mejor: no hace falta ser un amante de los coches o las carreras para disfrutar de esta estimulante película. En cuanto la cámara de Mangold acelera, no querrá bajarse de la butaca. Pero primero, abróchese el cinturón.
lunes, 18 de noviembre de 2019
Crítica de "Ford v. Ferrari"
viernes, 1 de noviembre de 2019
Crítica de "Doctor Sueño"
Mike Flanagan se está ganando a pulso ser uno de los directores del cine de terror más competentes del panorama actual. Un tipo que ha construido una sólida filmografía en torno al género, con siete películas y una exitosa serie en tal solo ocho años. No solo eso, sino que ha demostrado captar perfectamente el ideario de los grandes literatos del género de cara a adaptar sus universos al medio audiovisual. Lo demostró con Gerald's Game, una de las mejores adaptaciones recientes de Stephen King, y también con The Haunting of Hill House, donde la novela de Shirley Jackson cobra vida de una forma muy interesante. Es probable que lo que marca la diferencia sea la estupenda comprensión de Flanagan respecto a las fuentes originales, su focalización en los dramas que crean estas historias, en los traumas de los personajes y sus pasados oscuros, que son los que hacen cobrar vida al auténtico terror. Un terror que tiene su origen en el drama, que no importa sin él, exactamente como en las páginas de Stephen King. Quizás esa comprensión del novelista de Maine ha hecho que vuelvan a encontrarse nada menos que para la secuela de “El resplandor”, o tal vez todo haya sido cosa del Ka.