-Algo parecido a un thriller de acción con toques de terror clásico, una especie de diabólica golosina con el mejor estilo ochentero.
-Inesperado en el mejor de los sentidos, Wingard y Barret nos regalan este placer culpable que tan pronto hace reír como pone la piel de gallina.
El equipo de directores y guionistas Adam Wingard y Simon Barret, conocidos por su alabado cine de terror, regresa a la gran pantalla con una propuesta un tanto distinta de su cine habitual, pero también diferente con respecto a las intrigas convencionales. El argumento es sencillo, una familia normal que acaba de perder a su hijo Caleb en Afganistán hasta que llega el misterioso David, un agradable joven que dice ser un buen amigo de Caleb y compañero durante el servicio. Dan Stevens encabeza el reparto como el enigmático David, para completar el reparto están: Maika Monroe, Leland Orser, Lance Reddick y Sheila Kelley -entre otros-. Por último tenemos al director de fotografía-operador de cámara Robby Baumgartner (Pozos de Ambición, Argo).
Lo primero es lo primero, “The Guest” es uno de los mejores thriller de la temporada y consigue ese título de manera inesperada, porque en un principio nada resulta precisamente fresco o diferente, pero después va sumando puntos para finalmente retorcerse hasta parecer una película totalmente distinta a la del comienzo, estos dos “maestros” del terror moderno -de bajo presupuesto- (hay opiniones al respecto) han firmado su película más terrorífica hasta el momento, pues a pesar del absurdo que rodea la trama en ciertos casos, su monstruo es uno bastante real e inquietante. Siendo el argumento bastante simple y por momentos incoherente, os preguntaréis qué puede aportar nuevo esta especie de thriller de aire ochentero, la respuesta está en el guión de Wingard y Barret que como suele ocurrir cuando hablamos de este dúo, es retorcido, travieso y original en sus ideas internas, a pesar de que la trama sea más bien sencilla. El justiciero interpretado muy correctamente por Stevens es un personaje nada convencional, con una gama de grises diabólicamente divertida que convierte esta chuchería en un caótico festival de violencia.
Y ahora volvemos al principio, a tratar sobre porque razón estamos ante uno de los mejores thrillers de los últimos meses. Su guión es diez veces más fresco y potente que el de cualquier otro thriller moderno, la dirección de Wingard es versátil y enérgica lo que le permite moverse entre los géneros con dinamismo, presentar imágenes aterradoras sin necesidad de artificios y escenas de acción a la altura de un blockbuster de Hollywood. Por lo tanto tenemos thriller, acción y terror todo en la misma película, que además se siente como una especie de hija bastarda del cine de John Carpenter. No obstante no todo es bueno, el guión a pesar de sus grandes virtudes también sufre de algún que otro cliché y uno o dos “plantings” demasiado previsibles, otro punto negativo que algunos pueden encontrar son las cotas de absurdo a las que llega el filme, sin embargo teniendo en cuenta que la media hora final es puro caos no importa demasiado lo que es o no lógico. Sí, la media hora final es una explosión de violencia, sangre, acción y terror ochenteros que disfrutarán todos aquellos que entiendan desde el principio que este no es un thriller al uso, aunque los que sean fans directamente lo adorarán.
Probablemente la mejor película del equipo Wingard-Barret, un malicioso juego tan divertido como terrorífico y que demuestra otras formas de poner los pelos de punta así como de llevar a cabo un thriller de acción sin necesidad de seguir una fórmula preestablecida. Un guión con recursos, una dirección eficaz que rinde tributo al maestro Carpenter y una actuación de Dan Stevens que ayuda de sobremanera a que todo encaje en su lugar. Muy recomendable.
Alejandro Arranz
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