-Por muy bonita y por momentos introspectiva que sea, continúa siendo un viaje bastante vacuo, tan sólo encumbrado por el papelón de Reese Witherspoon.
-No me sorprende, ni me emociona y mucho menos me entretiene. Puede que tenga que ver con ese infernal batiburrillo de flashbacks a modo de videoclip.
El guionista y director canadiense Jean-Marc Vallée impresionó al gran público y a la crítica por igual con su película del pasado año, “Dallas Buyers Club”. Un drama biográfico basado en hechos reales sobre Ron Woodroof, un cowboy de rodeo texano, drogadicto y mujeriego, al que en 1986 le diagnosticaron SIDA. La conmovedora historia se alzó con tres premios Oscar: Mejor maquillaje, mejor actor Matthew McConaughey y mejor actor secundario Jared Leto. Ahora, de nuevo en la carrera por los Oscar, Vallée nos trae otra especie de biopic. Un aventurero drama en busca del yo interior basado en la autobiografía de Cheryl Strayed, que tras una serie de trágicas experiencias personales recorrió en solitario más de mil kilómetros a través del desierto de Mojave en un intento de encontrarse a sí misma. Otra historia que busca sorprender y conmover, y que de nuevo suena mucho a intento de alzarse con la preciada estatuilla. De nuevo eso no importa si la película es sincera y está bien hecha, algo de lo que discutiremos en breves instantes. El escritor británico y guionista Nick Hornby (An education) se encarga de adaptar la historia de Strayed y en el reparto además de Reese Witherspoon y Laura Dern encontramos a otros actores medianamente conocidos, por ejemplo: Michiel Huisman, Thomas Sadoski y Kevin Rankin -entre otros-.
La película de Valléé puede que para muchos se sienta libre, que huya de todo camino usual y nos lleve a lugares inesperados. Pero eso ocurre sólo si la rutina te tiene asfixiado, de lo contrario no parece nada difícil darse cuenta de que es un drama bastante corriente sobre una mujer que busca redimir sus pecados caminando 1000 millas. La idea es muy indie y todo lo que ustedes quieran pero realmente está atada a unos estándares prefijados, y la manera de presentar la historia en pantalla es siendo bueno, poco estética. No me gusta nada que cada microsegundo se funda a toda velocidad hacia un enfático flashback que me saca por completo de la historia, a muchos les parecerá una forma de contar la trama de lo más colorista e innovadora pero seguramente están cegados por los hermosos paisajes y/o por Reese Witherspoon, que realiza su mejor interpretación en demasiado tiempo. Laura Dern también hace un estupendo trabajo pero la nominación al Oscar me parece un tanto inmerecida, ni que decir tiene que sus posibilidades de ganar son más bien escasas.
No sólo es el montaje videoclipero (llámenme purista si así lo desean), la dirección no me llama especialmente en aspectos bien importantes y el guión me resulta bastante común. Y es que aunque el tratamiento intente por todos los caminos destacar, no caigo en espejismos varios. De este modo me quedan dos cosas de las que disfrutar en las casi dos horas que dura “Wild”, las interpretaciones y los paisajes. De lo primero ya he hablado bastante, Dern y Witherspoon ofrecen estupendas actuaciones; lo segundo es un tema a desarrollar. Como ocurría en “La vida secreta de Walter Mitty”, el apartado visual es muy llamativo, con fotogramas realmente espléndidos, sin embargo y a pesar de algún que otro parecido razonable ambas películas se sienten completamente diferentes. Mientras la película de Vallée busca el realismo y tira bastante de sentimentalismo, la de Stiller juega con la imaginación y la comedia. Pero lo verdaderamente importante sobre la diferencia de estos dos viajes en busca de uno mismo, es que el de Stiller me resultó perspicaz, fresco y sin pretensiones (a excepción del horrible desenlace), mientras que esta versión femenina de “Into the Wild” me resulta cansina, corriente y -por momentos- sentimentaloide. Si queda algo que decir antes de escribir las líneas finales de este artículo es que el filme del canadiense tiene virtudes, entre ellas un desenlace bastante más acertado que lo visto con anterioridad.
He sido duro con esta película porque pudo haber sido un estupendo drama introspectivo pero eligió ser un olvidable videoclip de Reese Witherspoon caminando 1000 millas a través de los hermosos paisajes para poder perdonarse a si misma sus pecados. Tal vez uso las palabras en mi favor, pero una película debe saber emocionar, conmover y golpear por si misma; y en este caso es Witherspoon la que hace todo el trabajo y logra que permanezcamos en nuestra butaca. Ya saben lo que hay, un largo viaje que merece la pena ver por sus dos actrices principales, las cuales trasmiten amor y dolor con inquebrantable veracidad.
Alejandro Arranz
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