-Una decepcionante secuela que no ofrece las suficientes risas. Tampoco tiene los elementos caracterizadores del cine, es más bien un capítulo largo e irregular.
-La química entre Wahlberg y MacFarlane es estupenda. Hay algunos gags escandalosamente groseros y divertidos.
Seth MacFarlane debutó en el cine con una película gamberra, ingeniosa y muy divertida, que lograba algo de lo que pocas comedias pueden presumir. Su película provocaba risas con regularidad desde el principio hasta el final, aunque en los últimos minutos se desviaba hacía vertientes más tiernas que cómicas. Así es como tuvimos oportunidad de conocer al osito Ted, uno de los personajes más digitalmente vulgares, incorrectos y cachondos del panorama cinematográfico actual. El año pasado MacFarlane estrenaba su segundo filme, “A Million Ways to Die in the West”, un western cómico que si bien ofrecía algunos cameos hilarantes y un par de gags a la altura, resultaba poco inspirado, demasiado vulgar y por momentos aburrido. También dejaba claras dos cosas, en primer lugar que MacFarlane delante de la cámara no hace ni pizca de gracia y tiene unas dotes interpretativas a la altura de M. Night Shyamalan. La otra evidencia que nos presentaba era, que sin un personaje como Stewie o el propio Ted el director y guionista andaba más perdido que un estepicursor. Ahora bien, no hay mejor remedio que volver a los orígenes, y con esta secuela del osito -de peluche- más malhablado, porreta y carismático de la pantalla grande, prometía darle a su público lo que este pedía. El trío de guionistas continúa igual (MacFarlane, Alec Sulkin y Wellesley Wild) pero el reparto sufre algunos cambios. En primer lugar Mila Kunis abandona su rol y deja paso a una refrescante Amanda Seyfried como protagonista femenina, y para acabar tenemos un buen número de cameos de los que os hablaré en el siguiente párrafo. ¿Demostrará MacFarlane su capacidad cómica a gran escala o quedará confirmado que lo que ocurrió en “Ted” (2012) fue la suerte del principiante?
Desde el comienzo se percibe que esta secuela no está a la altura de las expectativas. No tiene la contagiosa energía de su predecedora y sólo entre un 15%-20% de los gags funcionan. MacFarlane sigue la fórmula de la primera entrega, cambiando hábilmente una o dos tuercas y añadiendo algún tema interesante. Sin embargo sus mecanismos para la comedia están más que desgastados y él sigue empeñándose en agradar -y provocar-, algo que además de restarle humor y ese espíritu transgresor que tanto busca, llega a resultar insufrible. Como director sigue teniendo problemas importantes, algunos momentos cómicos pierden impacto debido a su trabajo tras las cámaras y al montaje posterior. No obstante el problema más importante está en la insípida narración, puede que en un episodio de 20-40 minutos se maneje bastante bien, pero en casi dos horas su obra resulta desidiosa y desigual. Aún con todos estos problemas -y algunos más-, “Ted 2” sigue siendo un entretenimiento decente, con buena química entre sus protagonistas y con un par de situaciones que te harán llorar de la risa. Hay que reconocer también que esta secuela ha perdido buena parte del gamberrismo y la grosería del original, pero por momentos nos recuerda lo genial que es MacFarlane cuando está inspirado. El toque judicial de la propuesta y el fichaje de Amanda Seyfried son buenas decisiones. Aunque el mensaje de tolerancia del filme y la desviación hacía el drama tierno y blandito complementario están directamente relacionados con el irregular ritmo del filme, porque al director le cuesta lo indecible volver a la comedia una vez ha cambiado de género. Donde su trabajo es soberbio es en la voz, interpreta a Ted a la perfección y la química con Wahlberg sigue intacta. Y de hecho Wahlberg es una de las mayores bazas del filme, su habilidad para la comedia es indiscutible. Seyfried sustituye a esa especie de tercera en discordia que interpretaba Kunis para ser una parte más activa del grupo, es divertida y encantadora. Los últimos minutos MacFarlane vuelve a cometer el error de la original, se desvía por completo del género y la película se vuelve demasiado dócil y sentimental, a cambio nos ofrece a Morgan Freeman actuando y autoparodiándose. No os miento.
Seth MacFarlane da su segundo paso en falso con una secuela demasiado floja para convencer. Los fans acérrimos de “Family Guy” se divertirán, pero los que le pedíamos a este talentoso señor un poco más (de ingenio, de humor, de osadía, etc) nos sentimos decepcionados. El genial osito Ted vuelve a hacer de las suyas en una película simpática, bastante entretenida y con un par de puntos que funcionan muy bien. Escenas como la de la Comic-Con, el cameo de Liam Neeson o el homenaje a "Jurassic Park" son de puro e hilarante regocijo, pero si MacFarlane quiere seguir trabajando en este medio, va a tener que esforzarse y reinventarse. O eso o hacer un crossover entre Stewie y Ted, eso sería la hostia.
Alejandro Arranz
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