-Seguramente lo mejor que se puede decir de ella es que resulta inofensiva. Tan vacía como previsible y auto-indulgente, sin una pizca de inteligencia ni buen hacer.
-¿El reparto más desaprovechado del año? El filme de Crowe no acierta ni con la solución delante, parece que el desastre esté hecho a propósito.
La carrera de Cameron Crowe ha estado llena de irregularidades. Desde que debutará en la dirección con “Un gran amor” tras abandonar su puesto de columnista en la revista Rolling Stone, ha dirigido media docena de películas, tanto éxitos como fracasos. Nominado al Oscar por “Jerry Maguire” en 1996 y ganador del mismo por el guión de su siguiente filme, “Casi famosos” (2000). A esta racha de triunfos le siguieron el infame remake de la famosa cinta de Amenábar, “Abre los ojos” (que llevaba en esta ocasión por título “Vanilla Sky”), y un par de empalagosas comedias dramáticas-románticas rurales. Su nueva película permanece en el género de las comedias románticas aunque parece añadir a la fórmula un tono satírico a través de temas de interés como la defensa militar, la corrupción, etc. De paso se aprovecha de la localización de su película, Hawái, para jugar con algunas supersticiones y darle un toque espiritual a la propuesta. Pero lo que más llamaba la atención de este nuevo trabajo era el increíble reparto protagonista, con actores de la talla de : Bradley Cooper, Emma Stone, Rachel McAdams, Bill Murray y John Krasinski -entre otros-.
Después de todo parece que otra decepción se acerca a la cartelera de nuestro país. Entre collares lei, bailes ceremoniales, maná y giros previsibles se mueve este fracaso de Cameron Crowe. El guión -del propio director- es malo y la dirección más de lo mismo. “Aloha” es un trabajo terriblemente insulso, narrado de forma confusa, con un discurso banal que resulta -mayormente- inverosímil y desinformado, cuyos personajes son folios en blanco y aún encima sus predecibles y tópicos giros se las arreglan para mostrarse más absurdos y auto-indulgentes de lo habitual. Pero con todos sus fallos (con los que podríamos hacer una lista alarmantemente larga) es una película que se visiona bastante bien, algo que se le debe agradecer a un reparto tan desaprovechado como carismático. Un punto a favor del trabajo de Crowe (y probablemente el único) es su manera de buscar en los personajes esas miradas tan significativas, algo a lo que ayudaría un buen trabajo a la hora de diseñar a estos caracteres. Sin embargo lo que no hace el realizador lo hacen los actores, que si bien no consiguen aportar ninguna credibilidad a sus personajes (culpa de un guión inepto), sí que desprenden carisma y logran algunos intercambios de miradas fascinantes. Así pues, incluso desaprovechando uno de los elencos más potentes del año, ese grupo de actores sigue manifestándose como la única virtud de este desastroso romance, logrando que aún decepcionados, encontremos un refugio del aburrimiento en su trabajo. Si los dos primeros tercios de metraje ya tienen bastantes problemas, el director decide redondear la faena con un cúmulo de giros inverosímiles y edulcorados que conforman un desenlace idílico predecible y exasperante. Da la impresión de que Crowe quería hacer la peor película que pudiera, demos gracias a los intérpretes por impedirlo moderadamente.
Cameron Crowe escribe y dirige su peor película hasta la fecha. Una chorrada vacía, incoherente y pastelosa cuyo único acierto es haber contratado -que no aprovechado- a uno de los repartos jóvenes más notables que podamos encontrar a día de hoy. Cooper, Stone, McAdams, Murray y Krasinski le aportan incalculable carisma a un grupo de personajes unidimensionales y en sus miradas reside lo único realmente verdadero y no forzado de esta mal manufacturada comedia romántica.
Alejandro Arranz
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