-El experimento de Trank no es del todo fallido. Hay dos películas opuestas dentro de este, y una de ellas es bastante interesante.
-Quizás con otro título o dejando claro que esto no es cine de superhéroes al uso, habría acabado mejor parada. Trank entrega un drama dialogado, pausado y centrado en sus personajes. La 20th una patochada de acción aburrida y mala.
Josh Trank estrenó en 2012 una “película de superhéroes” diferente y excelente. Un oscuro drama sobre la amistad, la adolescencia, los problemas de esta etapa, etc. Cuando se le eligió para dirigir el reboot de la primera familia de Marvel había dos cosas que parecían claras, iba a hacer algo totalmente alejado de los cómics y seguramente iba a ser algo que no deberíamos perdernos. Estaba claro que la gente se quejaría, pero fue más que eso, esta película parecía tener un futuro aciago desde su pre-producción. La gente ya odiaba el filme de Trank cuando aún no había siquiera título oficial, y es algo cada vez más extendido. Ahora el público detesta películas por un actor cuando ni siquiera se ha visto su trabajo (véase a Heath Ledger, Christian Bale, Ben Affleck, Jesse Eisenberg, Gal Gadot, Jason Momoa...), o tal vez porque va a ir enfocada de una manera diferente. Toda esa gente sin vida social con nombres como foreros, trolls, haters, que entran en cada publicación sobre una película para ponerla a parir cuando faltan meses -e incluso un año- para que se estrene, pero da igual, ellos ya saben que la película será mala, aplaudo su omnipotencia. Y otra mucha gente sin personalidad se empacha durante días con miles de comentarios negativos hacia un filme que sigue sin haberse estrenado. La crítica americana en un consenso incomprensible le da a la cinta la peor puntuación de la década y estas gentes que se enorgullecen habitualmente de no fiarse de los críticos, se apoyan en las reseñas de estos para argumentar sin ningún peso que la película es infame, pero atención, siguen sin haberla visto. Esto es lo que está de moda actualmente, boicotear películas antes de su visionado. Y si encima surgen problemas en el rodaje y luego llega la productora y obliga al director a rodar de nuevo algunas escenas y más tarde mancilla a tijeretazos el montaje, tenemos la receta perfecta para una de las películas más odiadas de todos los tiempos. Aunque tengo la duda de donde se esconden los defensores de la propuesta...si los hay.
Creo que este artículo se va a hacer largo así que si pretenden seguir leyendo pueden ir a por un café o algo más de su gusto, las palabras seguirán aquí a su regreso. Este articulista se pregunta desde cuando vamos a ver una película con prejuicios, con un kilo de tomates -o cuchillos- preparados a sabiendas de que va a ser espantosa por los motivos que sea o porque lo haya dicho Jaimito. Aunque se hayan leído cosas y aunque el mundo entero la catalogue de ofensa al séptimo arte, uno debe visionarla de forma imparcial, y decidir por si mismo si le gusta o no. La opinión popular es una patochada, las masas por estadística suelen elogiar las peores películas, y la taquilla es un argumento irrefutable. No se sientan ofendidos si casualmente les señalo con el dedo, pero fiarse del mundo por odiar esta película (aunque fuera fundado, que no lo es) es fiarse de la misma gente que adora “Transformers”, “Crepúsculo” y “Cincuenta sombras de Grey”. Y si por otro lado son de los que se fían de la crítica internacional, pues no vayan a verla, pero dejen la opinión para gente que haya visto el filme. Tras toda esta verborrea creo que es hora de entrar en materia. Como he dicho en líneas anteriores, tenemos dos películas totalmente contrarias dentro de “FANT4STIC”, una la dirige Josh Trank y otra 20th Century Fox. Algo parecido a lo que pasó con “Man of Steel”, donde Nolan y Goyer buscaban humanismo, filosofía y desarrollo del personaje, mientras Snyder sólo quería cargarse edificios. Volviendo al filme de Trank, el primer borrador del guión tenía mucha más acción, muchos más villanos y una pinta muy buena. Pero el presupuesto es el que es y este nuevo guión de Simon Kinberg (“X-Men: Days of Future Past”) y Jeremy Slater (“The Lazarus Effect”) es de un rollo más existencialista, la historia es del propio Josh Trank.
Puede que las historias de los orígenes aburran a estas alturas, pero no hay duda de que la primera parte logra sus objetivos. En primer lugar consigue que el espectador -libre de prejuicios- empatice con los personajes, poco a poco va relacionándolos y colocando algunos conflictos dramáticos. Y mientras tanto se respira un espíritu de descubrimiento y aventura que por mucho que le duela a algunos, evoca a los tiempos de Jack Kirby, más sencillos y vistos desde los ojos de un niño. Trank no entrega cine de superhéroes, sino ciencia ficción de diálogos, que además denota muchísimo cariño por sus personajes. Los cuales están interpretados por un reparto muy carismático, quizá Kate Mara es la que menos me convence, desprende desidia. Sin embargo Teller, Jordan y en especial el entrañable Kebbell (antes de convertirse en el villano de turno) están fantásticos. Es de esperar que una película de ritmo pausado, tan centrada en sus -estupendos- diálogos y sin explosiones por doquier, aburra a un público post-”Avengers” ávido de epicidad en vena. Sin embargo otros estamos muy agradecidos de que Trank continúe buscando una identidad propia para sus trabajos, aunque en esta ocasión con tanta lucha interna haya salido un experimento de todo menos redondo. Está claro que esta nueva versión (a años luz de las tres anteriores) no es un prodigio, pero es una buena película a reivindicar frente a las hordas de “haters” faltos de razonamientos. Uno de sus problemas más importantes es el terrible montaje, con cortes que parecen hechos con un hacha de carnicero. Pero puestos a hablar de errores, vayamos directamente a la película dirigida por 20th Century Fox. Puro cliché superheroico con efectos especiales de pacotilla y escenas de acción incluso más inapetentes que las de “Dune” (pausa para risas...). Los últimos minutos apestan, aparece el villano, se suceden dos giros tontos de guión, una escena de acción precipitada y aburrida, y se acaba la película. Es decir, estamos viendo ciencia ficción de la vieja escuela y de repente en los últimos 20 minutos se pasa radicalmente al peor cine de superhéroes, con villano lamentable incluido, que además dura 5 minutos. Y aunque en otra dimensión hubiéramos aceptado el cambio si hubiera estado bien llevado, sigue siendo un final precipitado y abrupto, el fugaz climax es en realidad anticlimax.
Tras meses leyendo insultos, quejas y reclamaciones por doquier, resulta que Josh Trank ha vuelto a hacer algo diferente, lo que un servidor ya sabía desde el principio. Lo digo y seguiré diciendo, esto no es cine de superhéroes, es ciencia ficción de la de antes. Cualquiera entiende el enfado de Trank, pues tras visionar el filme estoy seguro de que sin molestias e intromisiones su película habría sido fabulosa. Pero sus múltiples errores no la convierten en un fracaso, sino en una declaración de porque un puñado de ejecutivos no deben tener el control creativo. Toda esta crítica se resuelve con una frase que parece que el mundo tiene miedo a escuchar -o a pronunciar-: “Los cuatro fantásticos” de Josh Trank ES UNA BUENA PELÍCULA.
Alejandro Arranz
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