sábado, 30 de abril de 2016

Crítica de “Capitán América: Civil War”

-Civil War es prácticamente todo lo buena que esperabas que fuera e incluso se guarda varias sorpresas bajo la manga. Seas o no fan de Marvel, debes dejarte caer por esta película.

-La tercera entrega del primer vengador se convierte por méritos propios en una de las mejores películas del género superheroico. Sumamente bien dirigida, escrita e interpretada. Es cine serio y también un “despiporre” ultradivertido.

Por alguna razón mis reseñas sobre cine de superhéroes tienden a ser bastante largas. Y aunque aún estoy en éxtasis tras los 150 minutos más adultos, reflexivos, inteligentes, emocionantes e intrigantes de todo el universo cinematográfico de Marvel; quiero escribir algo corto que os haga darle una oportunidad a esta nueva apuesta del género. Habiéndose marchado -por el momento- Joss Whedon de este universo, los hermanos Russo han cogido el testigo y se han propuesto realizar la película más grande del mismo hasta ahora. “Civil War” no se parece en nada al cómic que le da nombre, Marvel deja más claro que nunca que su universo cinematográfico es totalmente independiente de los cómics y demás. El guión corre a cargo de Christopher Markus y Stephen McFeely, guionistas de las dos aventuras anteriores del Capitán América. En esta tercera se unen más personajes que nunca, incluyendo los fichajes de Martin Freeman, Marisa Tomei, Tom Holland, Daniel Brühl y Chadwick Boseman. El protagonismo eso sí, se lo llevan Chris Evans y Robert Downey Jr.

Entremos en materia. El filme empieza con una fabulosa escena de acción en Lagos (Nigeria). Son 10-15 minutos espectaculares, y parece que Marvel está encariñándose con esas escenas iniciales tan propias del canon bondiano. No obstante la escena no sólo quiere captar al espectador ya en los primeros minutos, sino que tiene un par de objetivos narrativos que la hacen necesaria dentro de la trama. Así pues, el entramado de la película está construido con precisión quirúrgica, teniendo en cuenta cada giro necesario, cada comportamiento de sus respectivos personajes, etc. Todos los hilos de las anteriores entregas de Marvel van uniéndose y planteando la situación con suma inteligencia, realismo y concordancia (o respeto) con los personajes. Ahí es donde se forman los bandos. Yo no puedo más que elogiar un planteamiento que tiene tan en cuenta el universo formado como a todos y cada uno de sus personajes, los puntos morales y políticos, la posturas de sus protagonistas tanto en su forma de ser como en la situación y emoción más inmediata; véase ahí la catarsis moral de Tony Stark o el importante suceso que tiene lugar en la vida de Steve Rogers. Es difícil escoger un bando en el que por primera vez no hay héroes y villanos, sino personas en una encrucijada, con argumentos sólidos y sentimientos reales con los que es fácil empatizar. Tras toda esta introducción llega el grueso del asunto, un estupendo desarrollo que mezcla géneros con muchísima habilidad, yendo desde el thriller político hasta el explosivo festín superheroico y pasando por un humor clásico con toques extravagantes y la reflexiva vertiente dramática antes expuesta. “Civil War” se beneficia de un argumento sólido, un guión ingenioso, maduro y muy bien hilado con coherencia dramática y que maneja variedad de matices, tonos, temas adultos e interesantes y consecuencias creíbles; y es así como se convierte en la película marvelita más arriesgada, adulta, y repleta de complejidades psicológicas, ideológicas y emocionales.

En su momento dije que uno de los problemas de “Age of Ultron” era la falta de trascendencia narrativa del filme para con su universo en comparación con “Winter Soldier”. Ahora bien, elogié su gran trabajo como película puente, que preparaba tramas y temas para la guerra civil. Pues bien, esta secuela de los hermanos Russo aprovecha lo realizado por Whedon y va un paso más allá en importancia y desarrollo del universo Marvel. Cambia el mundo de estos personajes y también hace evolucionar a los propios personajes. Altera tanto el macrocosmos como el microcosmos de cada personaje para profundizar en ambos y dejarlos abiertos para un conflicto mayor que está por venir. Es un blockbuster con inteligencia, coraje y corazón. Y hay que decir que nunca se habían unido tantos personajes importantes en una película de la Casa de las Ideas, pero todos llegan bien retratados y aunque tengan poca importancia dentro de esta trama particular (es una película del Capitán América), tienen seguramente una o dos escenas importantes dramáticamente (Pobre Zack Snyder, se le fue toda la fuerza por la boca en la preproducción). Tampoco se habían puesto a pelear tantos personajes de peso al mismo tiempo en pantalla, pero los Russo zanjan el problema con nota. Logrando una apabullante escena en el aeropuerto; tan épica, desternillante y sorprendente como funcional dentro del “esqueleto” narrativo. Una escena a la que ayuda mucho la pericia de sus directores, algunas sorpresas inesperadas y los nuevos fichajes de Spiderman, Ant-Man y Black Panther. Holland se convierte en unos pocos minutos en el Spiderman más Spiderman de todos los Spiderman, logrando encandilar incluso a los más escépticos gracias a ese humor hiperactivo de teenager entusiasmado y lenguaraz. Paul Rudd vuelve a convertirse en un elemento cómico muy necesario, aunque sin la oportunidad de desarrollar algo más a su interesante personaje. Por último Boseman aporta el toque serio con una actuación sorprendente, su película en solitario resulta ahora más que nunca, realmente prometedora.

En relación con Rudd y Holland quiero tratar el tema tan controvertido del humor en las películas Marvel. Creo que funciona de maravilla y como he defendido siempre, no rebaja la profundidad ni la madurez de la propuesta, ni tampoco “infantiliza”; sino que está directamente relacionado con la forma de ser de algunos personajes y sirve para “livianizar” en cierta medida tras una escena dramática de gran calado o una épica escena de acción. También debo hablar de uno de los mayores problemas de este universo, los villanos. Loki es carismático pero no fue un villano digno en la primera entrega de los Vengadores por falta de dimensión y motivaciones, en “Thor 2” acabé harto de la excesiva repetición de sus habituales artimañas. Así pues el único convincente es Ultrón, que perdió complejidad y la oportunidad de ser un villano modélico muy probablemente porque le arrancaron a la película una hora de duración. Ahora bien, el Barón Zemo es un villano argumentalmente extraño, y no estoy del todo seguro de si me convence. Creo que la forma de mantener el misterio con respecto a sus motivaciones y su pasado está bien, y después de conocerlo creo que es el villano que necesitaba esta película por forma de actuar y por la pieza del puzzle moral que resulta ser, sin embargo me quedo con ganas de verle de una forma más activa y personal. Por último me queda hablar sobre el tercio final del filme, el más flojo. Y es que tengo dos sensaciones de origen ligeramente contradictorio con respecto a él. Al tomar la decisión de eliminar por completo la comedia en ese momento particular, aciertan, no obstante el drama no logra dar una vuelta de tuerca en un momento en el que lo pide a gritos y la escena no alcanza un climax totalmente satisfactorio. Por otro lado creo que a la película le hacían falta unos cuantos minutos más para alcanzar una conclusión válida, y siento que la última escena es un desenlace precipitado.

Los hermanos Russo no sólo desarrollan a los personajes, preparan futuras subtramas, realizan extraordinarias peleas y manejan resonancias, géneros varios, guiños y un contexto/subtexto político-social sólido e inteligente; sino que lo hacen todo con un ritmo casi perfecto que hace que los 150 minutos pasen volando. Es una película en la que el blanco no es tan blanco ni el negro tan negro, porque no trata con héroes y villanos unidimensionales, sino con personajes de carne y hueso, imperfectos, con aristas, emociones complejas, un pasado que les afecta, etc. Reflexiona profundamente -entre otras cosas- sobre la relación entre el poder y el caos, las consecuencias de los actos, la vuelta del pasado, la amistad, la familia, el sacrificio y los secretos. Por tanto una película más seria, oscura y densa que sus predecesoras, pero que no se olvida de divertir y de -digámolso así- divertirse ella misma. Marvel tiene la fórmula del éxito y no la va a soltar ahora que ha hecho su mejor película (ex aequo con “Guardianes de la Galaxia”). Recuerden quedarse a las dos escenas postcréditos y que conoceremos al Dr. Strange este mismo Noviembre.


Alejandro Arranz

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