viernes, 27 de abril de 2018

Crítica de "Vengadores: Infinity War"

-Es una película que marca un antes y un después en el MCU. Un blockbuster gigantesco, ruidoso, inteligente, audaz emocional y narrativamente.

-Silvestri vuelve por todo lo alto, ya estaban tardando en llamarle.

Pueden estar tranquilos, en este artículo no van a encontrar ningún spoiler. Ahora punto y aparte. Hace 10 años se estrenaba la primera Iron Man, gracias a Paramount conocíamos al impagable Tony Stark de Robert Downey Jr., una arriesgada elección de casting que funcionó a las mil maravillas. Desde entonces han pasado muchas cosas. Hemos descubierto a un gran número de personajes diferentes desperdigados por el cosmos marvelita, un universo que ha ido expandiéndose mientras sus héroes también evolucionaban. Y desde aquella primera reunión superheroica gestada por Joss Whedon hace ahora 6 años, hemos aguardado el advenimiento de Thanos. El villano cósmico de Jim Starlin al fin se ha levantado de su trono y no ha tardado en ponerse manos a la obra. Ha llegado el momento; hemos sobrevivido a Ultrón, Zemo, Dormammu, Ego y al Ragnarok; pero ésto es muy diferente. Bienvenidos a Thanos Quest.

Todo el mundo era consciente de que la entrada de Thanos debía ser titánica, nunca mejor dicho. Por eso Infinity War tiene un comienzo indómito. A los veinte minutos uno está agotado y ni siquiera ha tenido tiempo de acomodarse en la butaca. Quedan otros 136 minutos para intentarlo, aunque al ritmo de los Russo la tarea resulta hercúlea. No solo porque apenas hay momentos de descanso en el metraje (bendito Stan Lee), sino por el tamaño de esta epopeya galáctica en la que por primera vez el espectador siente miedo por la posibilidad de ver morir a cualquiera. Zanjo la pregunta rápido con una negativa. No es la mejor película del MCU, pero es la más atrevida y sorprendente de las reuniones numeradas de los Avengers. Su ambición es un arma de doble filo que afecta especialmente a una desequilibrada estructura narrativa en la que los personajes están divididos en grupos entre los que vamos saltando. Los Russo, inteligentes al seleccionar esos grupos, se muestran también solventes a la hora de moverse entre ellos. Sin embargo en ocasiones brota una extraña sensación de falta de gravedad, haciéndose difícil que el público haga pie en la escena antes de verse teletransportado a otra distinta. Aún así los problemas y la sofocante desmesura poco tienen que hacer contra el irresistible deleite de ver reunidos a todos nuestros héroes en una sola película.

El problema principal cuando tienes que juntar a tantos personajes es la necesidad de equilibrar tonos, fuerzas e importancias dentro de una historia mayor. Infinity War muchas veces fracasa en esa tarea, dejando a personajes aislados, utilizando a algunos como meras herramientas del guion o al afrontar con prisa aspectos que se habrían beneficiado de un desarrollo más pausado. Pero es una montaña rusa que siempre se mantiene dentro de la satisfacción que exigían las expectativas, y que se permite incluso saltarse la norma para tomar riesgos que los más cinéfilos aplaudirán. El acierto más colosal de los hermanos Russo es poner a Thanos en el centro, darle toda la película al villano. Josh Brolin brinda una interpretación sensacional y emocionante (esa escena...), compone al mejor villano de Marvel y a uno de los mejores del género; Thanos es aterrador, es poderoso, tiene una motivación con la que se puede empatizar y un maravilloso conflicto dramático. Es la ironía del perfecto equilibrio y toda una respetuosa adaptación del personaje de Jim Starlin, que mantiene lo que le hacía único, su humanidad, le resta toda deuda con el LSD y añade una increíble dimensión trágica. Lamentablemente el contraste hace que la temible Orden Negra resulte desechable, en especial en el brillante clímax, un auténtico recital de tortas, giros, conflictos y lágrimas. Seguido de una conclusión que es la jugada más arriesgada de Marvel hasta la fecha. La duda entre aplaudir o adoptar posición fetal y llamar a mamá se resuelve con un plano final sencillamente perfecto.

Los hermanos Russo han cumplido con las expectativas. Han creado una gigantesca épica masiva de aliento tragicómico que marcará los estándares del género a partir de ahora y convertirá la mitología superheroica en la nueva soberana de la cultura popular para las próximas décadas. Es el triunfo por pura extenuación, y cualquier escena de acción de 25 páginas se queda pequeña ante el mayor logro del filme, su elemento emocional, capaz de introducir en medio de todo el desbarajuste algunos conflictos dramáticos tan interesantes como restringidos por el metraje. Sea como fuere, gracias Kevin Feige.


Alejandro Arranz

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