-Un blockbuster espectacular, emocionante, inteligente y completamente revolucionario, la película tiene alma, incluso los efectos digitales la tienen.
-Un secuela varios niveles superior a su antecesora, expande las fronteras de la saga e introduce nuevos y brillantes temas para llevarla un paso más allá; el trabajo de Serkis es indescriptible, en términos formales una interpretación extraordinaria.
Cuán longeva es la saga de los Simios, desde que en 1968 Charlton Heston se metiera en la piel del astronauta George Taylor para protagonizar una de las mejores películas que nos ha dado el género de la ciencia ficción, el diseño de producción, la banda sonora, la fotografía y en especial su memorable desenlace que sin duda se encuentra en la mayoría de listas de películas con mejores finales de la historia, una pena que tras aquella joya la saga cayera en la comercialidad con posteriores secuelas que cada vez reducían más su calidad, después de miniseries, series animadas y de años sin actividad, el director Tim Burton decidió realizar un remake en el año 2001, que sin ser una basura o una mera copia (se alejó bastante de lo que hizo Schaffner) no llamó demasiado la atención y a algunos amantes acérrimos de la original les pareció horripilante, una década después el director Rupert Wyatt sería el encargado de hacer resurgir la saga con un precuela que no lo era exactamente en los términos habituales pero que le encantó tanto a la crítica como al público, yo fui algo más duro con ella pues a pesar de sus evidentes virtudes tenía demasiados problemas y sufría de las imposiciones de todo superproducción de Hollywood, tres años después, en este momento llega la nueva entrega de nuestra saga simiesca preferida, con uno de esos títulos largos por los que es reconocida, y lo de amanecer le viene que ni pintado, el verdadero renacer de la saga, una halo de esperanza dirigido por Matt Reeves (Monstruoso) que cambia la fórmula del blockbuster, le da una vuelta de tuerca al uso de la “motion capture” y un futuro que no podía ser más prometedor tanto para la saga como para el propio señor Reeves, y a Andy Serkis ya le pueden empezar a llover la nominaciones a premios que tanto lleva mereciendo porque su interpretación es digna de respeto, menosprecien lo que quieran los de la Academia pero Serkis es un genio y su César es el personaje más humano, creíble y empático de la película y uno de los mejores de los últimos años.
Aunque César se harte de primeros planos y la atención recaiga una y otra vez sobre él hasta casi volverse pesado tenemos un reparto de nivel a sus espaldas, Jason Clarke (La Noche más Oscura), Gary Oldman, Keri Russell, Toby Kebbell y Kodi Smit-McPhee son sólo algunos de los nombres que aparecen en esta secuela-precuela; desde el fotograma inicial la película es puro espectáculo, la primera hora es absolutamente magnífica, vemos como una nueva especie se alza y evoluciona mientras a otra le va llegando la hora de la extinción, ambas buscan la supervivencia, sus ideales son parecidos, pero sus diferencias son importantes y el pasado les ha marcado de distinta manera, Serkis como César domina la película durante los 130 largos minutos, completa una interpretación compleja y muy matizada, por desgracia los humanos no tienen tanto tiempo en pantalla para desarrollar sus historias correctamente, se nota que Matt Reeves sabía lo mucho que mola César y quería explotarlo al 100%, pero el precio que pagar ha sido caro y a muchos nos parece demasiado costoso, algo que se nota mucho a partir de la hora y media de metraje. La fotografía es excelente, lo mismo hay que decir de los efectos, un ejemplo de como usar dicha herramienta para contar una historia, y casi se pueden palpar las diferencias entre capturar la actuación de un actor como Sam Worthington en “Avatar” y un genio como Andy Serkis, no verlo es de idiotas, César no parece un ser digitalizado, tiene alma, tiene sentimientos, tiene magia de esa que es tan difícil hallar en el cine, el resto de simios protagonistas también están bien interpretados y el villano repentino diré que me ha gustado, no era sorprendente pero está bien como va tomando las decisiones, su pasado le marca de una manera diferente y actúa en consecuencia, aún así es un villano de esos a los que le coges manía rápido y pienso que es una inteligente estratagema del señor director, por cierto, hay que elogiar la labor de Matt Reeves, la dirección es hábil, potente, sabe donde quiere llegar y aunque no lo hace de la mejor manera sí que lo hace a su manera, además ese señor plano secuencia desde la torreta del tanque es para ponerse a aplaudir.
Como bien apunté antes la primera hora es magistral, sin embargo pasado ese tiempo empieza a decaer lentamente la película para a partir de los 90-100 minutos perder mucho de lo conseguido con anterioridad, la sensación de toma y daca se vuelve muy patente, y como es evidente uno acaba cansado de ver algo repetido o que dé esa impresión, el duelo Koba-César, o el juego de confianza con los humanos es algo de lo que el filme se resiente sobretodo cuando la duración empieza a hacer mella, además teniendo a un personaje como César en la pantalla no se puede culpar a nadie por anteponerle al resto de personajes que aunque aparezcan como co-protagonistas son claros secundarios, Jason Clarke está muy correcto en su papel pero las simples subtramas de los humanos no dan ni para medio minuto, además aparecen no pocos clichés con respecto a esto, pero lo más desaprovechado es el personaje de Gary Oldman, el actor realiza una buena actuación en los pocos minutos que tiene en pantalla pero la verdad es que su personaje podría haber dado mucho juego. El guión de Rick Jaffa, Amanda Silver y Mark Bomback plantea muchas cosas interesantes en relación a este mundo dividido entre humanos y simios, tiene diálogos fascinantes y en general han llevado a cabo un trabajo estupendo con un par de sorpresas excepcionales, pero sigue dando la impresión de que podría haberse hecho mucho más; la última media hora es una explosión de acción y alucinante CGI rodada de la forma más épica imaginable, con unos pequeños toques en relación a la primera parte que -siendo sinceros- quedan muy bien, lo malo es que prácticamente no vemos a la humanidad por ninguna parte, los simios ya son los protagonistas totales y toca la excelente pelea final, a pesar de parecer -por momentos- una especie de videojuego la verdad es que mola hasta la extenuación, literalmente, uno acaba agotado de tanta cosa “guay” y algo falto del material interesante que desprendía la primera mitad y además está el tema de la duración, se alarga demasiado y si bien faltan cosas también sobran unas cuantas, poco importa cuando vuelve a parecer el gran y poderoso César, Serkis termina su inmenso trabajo y cierra éste gran blockbuster con un diálogo genial y un plano muy significativo de la mano de Reeves y Michael Seresin.
Una secuela impresionante, seguramente el segundo mejor blockbuster del verano y una cita obligada para cualquier cinéfilo que se precie, por su hondura, por todo lo que tiene que decir, por los efectos visuales, por la acción espectacular y más que todo eso por la verdadera joya del filme, Andy Serkis, que logra la actuación más poderosa en lo que llevamos de año, ver a César en la pantalla es pura magia, incluso si nada de lo demás te importa un bledo es imposible que desprecies el trabajo del actor, busca la pantalla más grande y saca tu entrada para acudir a esta aventura de ciencia ficción que te mantendrá pegado a tú butaca, pocas películas veraniegas conseguirán gustarme tanto como lo ha hecho ésta y pocas actuaciones del año merecerán tantos halagos como la del infravalorado Serkis en el rol del simio César, para los que buscáis blockbusters de calidad, inteligentes, dramáticos y -claro está- espectaculares, aquí tenéis algo realmente insólito, al resto siempre os quedará “Transformers”.
Alejandro Arranz
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