-Un ambicioso debut que pierde fuerza conforme avanza. Visualmente es magnífico y Crowe hace gala de una estupenda narrativa clásica, pero lamentablemente el guión no funciona.
-Crowe brinda otra buena interpretación en esta mezcla de melodrama histórico, cine bélico y romance acartonado, que si bien no es lo que debería, al menos entretiene.
Russell Crowe es un actor extraordinario, eso lo sabemos todos. No obstante sus últimos trabajos no han sido precisamente los mejores de su carrera, ni mucho menos. Desde que le viéramos “cantar” en los “Miserables” de Tom Hooper no ha hecho ninguna otra película destacable. Si bien en “Noé” su actuación era formidable, no apetece recordar la mediocre -aunque entretenida- película del señor Darren Aronofsky. Pero a lo que vamos, el actor neozelandés, como muchos antes que él, ha decidido debutar en la dirección. Para ello no abandona la actuación, de hecho interpreta el papel protagonista de su cinta, tal vez porque se siente cómodo en su posición habitual. Su primera película es cuanto menos ambiciosa, un épico y dramático cóctel de aventura, cine bélico y romance, todo ello ambientando cuatro años después de la devastadora batalla de Gallipoli. A priori parecía uno de los estrenos de la temporada: un periodo de importancia histórica, un interesante plantel de secundarios de diferentes nacionalidades y claro, al mando de todo Russell Crowe.
No es la película que me esperaba. Las intenciones del director son buenas pero no todo está a su favor a la hora de llevarlas a cabo. El filme tiene numerosos problemas que prevalecen sobre sus virtudes. Cuando comienza lo primero en lo que nos fijamos es en la maravillosa fotografía de Andrew Lesnie, famoso -y galardonado con el Oscar- gracias a su trabajo en la trilogía de “El Señor de los Anillos”. Lesnie fallecía este mismo lunes a los 59 años debido a un repentino ataque al corazón. Miren ustedes que cosas, era conocido con el sobrenombre “El maestro de la luz”, un título que queda sellado con su último y fabuloso trabajo. Y ya les digo, visualmente la película es increíble, sus problemas vienen más bien del fondo que de la forma. Crowe tiene alma de cineasta clásico, de los cuales quedan escasos, sin embargo como debutante comete muchos errores, algunos de ellos demasiado serios para dejarlos pasar. El modo en el que juega con los diferentes géneros es completamente fallido, ninguno destaca. Además hay decisiones visuales ingenuas, exceso de flashbacks y la manipulación dramática se hace evidente en varias ocasiones. Por lo demás la mayor parte de los problemas provienen del guión de Andrew Anastasios y Andrew Knight.
No sorprende que estos dos guionistas de series y programas de televisión más bien discretillos no den la talla a la hora de trabajar en un proyecto de mayor calado. El libreto es un cúmulo de errores de principiante. En ciertos momentos el filme llega a parecer un culebrón entre situaciones de melodrama baratas así como una aglomeración de tópicos que hacen la historia totalmente previsible. A lo que hay que sumarle algunos fallos históricos bastante importantes que se podían haber corregido con un mejor trabajo de investigación. Todo esto hace que me venga a la mente “Cristiada” de Dean Wright. Aún así “The Water Diviner” tiene momentos de verdadera sensibilidad y casi siempre resulta sincera. Y es que a pesar de problemas varios, lo que estropea la película es la historia romántica. Tan empalagosa como notoriamente metida con calzador, la cual alcanza tales cotas de cursilería que podría pasar por un mal anuncio de perfume. A pesar de que los problemas aumenten con el paso de los minutos el filme no cesa en su función de entretener al espectador al modo de una aventura clásica y Russell Crowe en su faceta actoral resulta creíble y carismático.
Una propuesta ambiciosa de narrativa clásica que termina desfalleciendo debido a múltiples inconvenientes. Russell Crowe debuta en la dirección con una ópera prima irregular, sin duda, pero también vistosa, honesta y muy entretenida. Ya sea porque les encanta el Oscarizado actor, porque quieren despedir al maestro Andrew Lesnie o simplemente porque desean alejarse de los típicos blockbusters de turno, tienen motivo para acercarse a mirar. Aunque seguro que hay mejores estrenos en su cartelera.
Alejandro Arranz
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