-El estupendo reparto de actores eleva el filme muy por encima de sus posibilidades. Porque lamentablemente los guionistas no ahondan en sus posibilidades.
-Un drama romántico elegante y entretenido, más preocupado por la estética que por el fondo. Así es que la propuesta se queda en una olvidable golosina de muy buen ver.
El guionsta y director angelino Lee Toland Krieger (Celeste and Jesse Forever) estrena su tercer largomentraje. Un melodrama romántico con argumento fantástico protagonizado por la encantadora Blake Lively. Los guionistas Salvador Paskowitz y J. Mills Goodloe (cuyos trabajos anteriores será mejor no mencionar) nos cuentan la historia de Adaline Bowman, nacida a comienzos del siglo XX y que adquiere a los 29 años la eterna juventud tras un accidente. Al ver como todas las personas a las que quiere envejecen mientras ella permanece igual y sintiéndose incesantemente perseguida, decide pasar su vida mudándose y cambiando de identidad cada década para proteger su secreto. Aparte de Lively como Adaline, tenemos a un competente grupo de intérpretes entre los que se encuentran: Michiel Huisman, Harrison Ford, Ellen Burstyn y Kathy Baker. La premisa es totalmente absurda, no obstante si se piensa puede suponerse prometedora. La inmortalidad es un tema con muchas caras y que se ha sabido explotar bien en el cine en unas cuantas producciones. Y un tema que dé tanto para hablar, que formule preguntas existenciales, cuestiones emocionales, éticas, morales (dos términos complementarios no idénticos) y otras muchas derivaciones fascinantes sobre las que discutir, no puede provenir de una historia completamente irracional. Así pues aunque a priori su historia sea de lo más disparatada, podría desembocar en un filme hondo, inteligente y repleto de controversias humanistas. Una expectativa demasiado alta para el tipo de película del que hablaré en las siguientes líneas.