-Un thriller oscuro tan sumamente bien narrado como falto de emoción. No se le puede negar a Amenábar su extrema corrección, pero por aquí hay poca brillantez.
-Hay buenos actores y están bien dirigidos, destaca -por supuesto- el preciso y sobrio trabajo del infravalorado Ethan Hawke.
Después de que un proyecto tan personal como “Agora” no funcionara de la forma esperada y de ese inexplicable cortometraje-anuncio de Estrella Damm en tono de comedia romántica que estrenó este mismo año, Amenábar ha decidido volver a sus orígenes, a un terreno conocido que domina a la perfección. “Regresión” bien podría ser lo más alejado de “Agora” que podíamos esperar, la artesanía muy por encima de la autoría. No es un proyecto personal, no es arriesgado, no se diferencia la firma del autor con la misma firmeza que pudiera hacerse en cualquier otro filme de su filmografía. Es una película mucho más “normal” que ninguna que haya dirigido el hispano-chileno, con las connotaciones negativas y positivas que pueda tener esta afirmación para los diferentes públicos. También es -después de “Mar Adentro”- su película con más lectura social y sobre todo política, algo que en esta ocasión resulta ser un gran acierto. Es por tanto una cinta que provocará diferencias de opiniones según su visión propia del cine de este incontestable cineasta. El guión corre a cargo del propio Amenábar y el reparto lo encabezan un par de excelentes intérpretes, entre los que se encuentra: Ethan Hawke, Emma Watson, Devon Bostick, David Thewlis y Dale Dickey. La duda que puede surgirles de cara a pasar por taquilla es si este es el Amenábar que ustedes buscan.
Personalmente me ha decepcionado en muchos sentidos esta regresión de Amenábar a su género por excelencia. Encuentro el filme artificial y extremadamente frío a pesar de que el tratamiento general de este tipo de historia, exige lo contrario. Es un trabajo completamente académico, un Amenábar con el piloto automático, no fallido pero desde luego desalentador. Argumento típico, tratamiento nada arriesgado y poco emocionante que gana enteros gracias a una narración impecable y a la interpretación de Ethan Hawke. El guión es sólido, sin agujeros argumentales, construye la intriga francamente bien y aunque puede resultar previsible se encarga de mantener al espectador en una constante duda entre el miedo real y los engaños provocados por la fragilidad de la mente, todo ello sin ponerle trampas en el camino. No obstante da la impresión de que las mayores virtudes del guión prefieren esconderse tras la puesta en escena, un tanto artificiosa y efectista, aunque efectiva y vistosa. Y es que Amenabar nos guía con habilidad a través de escenas donde se nos enseña demasiado cuando lo realmente interesante son esas ideas sobre la naturaleza del miedo, la psique y el bombardeo propagandístico del “caos satánico” promovido por el gobierno de Ronald Reagan a finales de los 80 y sus secuelas durante el gobierno de Bush padre a principios de los 90 (un tema que ya vimos este mismo año -aunque peor tratado- en “Dark Places”). Otra virtud a comentar es la música de Roque Baños (“El niño”, “Balada triste de trompeta”), una ayuda esencial para mantener al espectador clavado en la butaca y sustentar esa siniestra atmósfera tan bien conseguida por el director. El último tramo posiblemente sea el mejor del filme, se descubre el "planting" más sutil e inesperado de lo que llevamos de año, el cual nos lleva a una reflexión de lo más interesante que nos hace lamentar la timidez del guión de cara a mostrar sus ideas. Después llegamos a la “conclusión superficial” de la historia, y a pesar de que ésta puede resultar predecible o puede decepcionar a algunos que esperaban otro final, lo importante es que Amenábar antes de acabar, encuentra una escena de la que huiría cualquier otra película del género y en la que sin embargo él logra una consumación de su historia bastante más digna y completa.
La peor película de Alejandro Amenábar es una intriga sombría y muy entretenida sobre la fragilidad de la mente y los miedos humanos y culturales que captará su interés durante casi dos horas gracias a una narración excelente, un atractivo apartado visual y una muy buena interpretación de Ethan Hawke. Mas allá de clichés varios, de frialdad, artificialidad y falta de riesgo; encontramos un inquietante thriller que nos mantendrá interesados un buen rato y se nos olvidará en un par de días. A muchos les parecerá el mejor trabajo del cineasta, otros queremos a Amenábar de vuelta.
Alejandro Arranz
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