-Esta falsa secuela de “El hombre de acero” se convierte por méritos propios en una de las peores películas de superhéroes. Una decepción ruidosa, sobrecargada, ridícula, empeñada en desaprovechar el talento.
-Hay momentos en los que cualquier fan de los cómics gritará de alegría, pero son pocos en 152 minutos de vacío y tortazos digitales. Como debe quemarles a los "haters" que Affleck sea de lejos lo mejor de la película.
Zack Snyder es ese señor al que muchos llaman visionario pero que sólo tiene un par de talentos puntuales. Sabe de estética del cómic y de transmutar esa misma al medio cinematográfico, y así en un vistazo rápido, pocas más virtudes tendrá como cineasta. Es un niño pequeño al que le gusta coger sus juguetes y golpearlos entre sí constantemente. Dice que era fan de Superman pero empezó a gustarle más Batman porque es un personaje más emocional, sin embargo desperdicia el desarrollo de personajes siempre en afán de la destrucción y las frases lapidarias, logrando que sea una hazaña hercúlea llegar a empatizar con algún personaje de su película. A riesgo de que sus fanboys vengan a prenderme fuego, diré que me parece una especie de Michael Bay. No tiene ni idea de narrar, de planos y movimientos de cámara sabe más bien poco, tiene infinitos tics visuales, empeño en las cámaras lentas y los zooms digitales, le pirra el CGI y las explosiones, la épica apocalíptica, etc. Por alguna razón los de Warner, le han cedido a este señor tan infantil, la gallina de los huevos de oro (¿Quizás por es obra maestra llamada “Watchmen”?). Le han encargado que inicie (a toda prisa) el universo cinematográfico de DC para luchar contra el universo ya establecido de Marvel-Disney (que lleva una década formándose). El segundo encargado es el guionista David S. Goyer. Mucha gente cree que es un fantástico guionista porque tiene a su favor la trilogía de Batman de Nolan. No obstante esos guiones los escribió en plena colaboración con los hermanos Nolan. Si revisamos más a fondo su carrera encontramos cosas del tipo “Blade Trinity”, “Jumper”, una mediocre secuela de “El Cuervo” y la que a mi parecer es la peor película de superhéroes de la historia (al menos está en el top 3), la horrorosa secuela de “Ghost Rider”. Si en “Man of Steel” se demostró que ni un guión con posibilidades (cuanto bien le hizo Nolan a esa película) puede sobrevivir a las ansias de destrucción gratuita y grandilocuencia de Snyder, en “Batman v. Superman” la cosa se lleva a un nivel muy superior. El guión lo co-escriben Chris Terrio (“Argo”) y el mencionado Goyer, y al excelente reparto de la aventura en solitario de Superman, se suman los polémicos fichajes de Ben Affleck, Gal Gadot y Jesse Eisenberg; así como Jeremy Irons, Holly Hunter, Scoot McNairy y Callan Mulvey -entre otros-.
La película empieza como era de esperar con la escena de la destrucción de Metrópolis a manos de Zod y el terraformador. Aparece Bruce Wayne y ve como dos alienígenas son responsables de la muerte de miles de inocentes, entre ellos los trabajadores de Industrias Wayne, su “familia”. Susodicha escena inicial es pura reminiscencia de esa herida aun abierta que fue el 11S. A partir de aquí veremos una película de Batman y no de Superman, un Batman que muchos esperábamos desde hace años. Nunca en el cine habíamos visto ese Batman detective que nos presenta la película (al fin le da mayor uso a sus variados "gadgets") y tampoco un Batman tan radical, cansado, corrompido, rabioso, sombrío, crepuscular, y como ya han mencionado muchos, fascista. Los rasgos que Frank Miller imprimió en el personaje son ahora más visibles y disfrutables que nunca. Así pues la primera hora se centra más en ese Batman detective del que hablo, una faceta que le queda tan bien como en los cómics y en la que Affleck impresiona su personalidad con sutileza y habilidad. Affleck es un gran Bruce Wayne y el Batman que necesitábamos; no es Bale, ni falta que le hace. Esa primera hora tiene muchas premisas prometedoras, lamentablemente se ve muy interrumpida y lastrada tanto por escenas de acción mal formuladas (la persecución del Batmovil), ejecutadas y ubicadas en el montaje; así como por el pastiche de elementos que Snyder quiere meter en 152 minutos de metraje. Sabemos que el director no es un genio de la filmación, no sabe lo que es una Steadycam, su cámara se tambalea la mayor parte del tiempo de forma innecesaria, sus tics y artificiales movimientos de cámara en planos detalles son antiestéticos a más no poder y aún encima no tiene ni la más mínima habilidad narrativa. Ésto hace que los 152 minutos de vacío de ideas absoluto (o nulo desarrollo de las mismas) apoyado en mamporros y rayos alienígenas digitales, se hagan eternos; y no digamos ya confusos. Porque quiere meter tantas cosas con calzador (metahumanos, dos villanos, cuatro tramas paralelas, visiones futuras, etc) que se olvida de desarrollar a sus personajes y peor aún, se olvida de la coherencia, la continuidad y algunas docenas de explicaciones que dejan unos agujeros de guión tan grandes como los que deja Superman al chocar contra un edificio. Habría que haber antepuesto el desarrollo de los protagonistas y la lucha de contrastes de ambos personajes. DC quiere hacer las cosas corriendo y de momento Marvel no tiene que preocuparse ni un poco.
Quitando a Batman el resto de personajes -casi al completo- andan muy perdidos en la aventura. El Perry White de Fishburne al fin se asemeja algo más al que todos recordamos aunque su importancia en la trama es nula, Lois Lane sigue siendo un personaje femenino que vaga por la película haciendo como que hace cosas pero que en realidad no hace nada, el desarrollo de Superman es inexistente. Por otro lado tenemos un cameo maravilloso de Gal Gadot como Wonder Woman que cautiva en pocos minutos, un desaprovechado, hastiado e intrigante Alfred de Jeremy Irons y un Lex Luthor Jr. con un par de momentos excelentes pero que se asemeja más a una especie de Joker (en gestualización, psicología y métodos), la interpretación de Eisenberg es demasiado histriónica y caricaturesca para que vaya a convertirse en el villano principal de la Liga. Me queda hablar del segundo villano. Escoger para la segunda película de este universo a Doomsday es una decisión poco apropiada, pero quizás se podía conseguir algo interesante. No obstante el Doomsday que encontramos no es nada memorable, es uno de los peores villanos de cómic que hayan pasado por la pantalla. Tras la primera hora, quedan 92 minutos a tortazo limpio. La escena de Eisenberg en la azotea es increíble, una pena la espina permanentemente clavada en el espectador al saber que esa es la nueva versión de Luthor. Las dos peleas que vienen a continuación, la de Batman contra Superman y la de Batman contra los mercenarios, están bastante bien e incluso tienen un par de decisiones muy acertadas. Por el contrario la lucha contra Doomsday es ruidosa y casi no se distingue nada entre todo ese batiburrillo digital. Tras ese climax final y un giro de guión bastante inesperado (poco importa, luego lo estropean) llega un epílogo alargado hasta la extenuación para revelar algo que todos sabemos ya de antemano. Antes de concluir me gustaría hablar del esperado trabajo de Hans Zimmer y Junkie XL, para mí no está a la altura de lo esperado, tiene ciertos instantes y pistas excelentes, pero en general es un repaso por la obra reciente del primer compositor, que salvo por un par de trabajos, lleva unos cuantos años demasiado relajado, digamos perezoso.
Excesiva, una carta de amor a la desmesura, la épica, el subrayado; cada diálogo intenta ser fascinante y filosófico -sin éxito-, consiguen ser densos eso sí, como uno de esos caramelos blandos de toffee que se te quedan pegados en el paladar y entre los dientes, y tienes que luchar para sacarlos. Sin embargo la pura verdad es que entre sus reiterativos diálogos existenciales y mesiánicos, su desaprovechado juego de contrastes, sus endebles paralelismos y sus resoluciones simples y precipitadas de planteamientos más que interesantes; se esconde a plena vista un vacío de contenido y una “planicidad” que no tienen ni las páginas de los cómics. Snyder sigue siendo sinónimo de caos, “Batman VS Superman” lo es más que nunca, un desastre de proporciones colosales que quiere ser cientos de cosas al mismo tiempo y al final no es casi ni una película. Todo ésto lo hemos visto antes pero mucho mejor. Ruido, confusión, imprecisión y cuantiosas faltas de información. El filme se olvida al día siguiente, la jaqueca habrá que esperar a ver cuando se pasa.
Alejandro Arranz
No has dejado títere con cabeza :) Yo he sido bastante más tibia en mi comentario y le he salvado alguna cosilla, por ejemplo no me molesta el prolongado epílogo y me parece, incluso, que el fundido a negro entra justo a tiempo. Pero he de reconocer que has argumentado muy bien tu análisis y resultas plenamente convincente.
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