-Un fichaje sobrenatural -de bueno- por parte del UCM. Me lo paso como un crío con Stephen Strange, y el adulto que llevo dentro aplaude también. Parece arte de magia.
-Visualmente brillante, tan emocionante como una montaña rusa del revés y tan sutilmente ingeniosa que dan ganas de darle la mano a sus responsables.
Cuando se hizo oficial el nombre de Scott Derrickson para la dirección de la película, la mayoría se quejó, algo lógico teniendo en cuenta algunas “joyitas” de la filmografía de este señor. Personalmente defendí la elección, me daba buen presentimiento, pensé que Derrickson le daría más oscuridad, sino madurez, al universo. Doy gracias por haberme equivocado, ya que la película resultante es tan colorida y brillante como cautivadora. Esta segunda película de la “Fase 3” del UCM nos trae a Benedict Cumberbatch como el Hechicero Supremo. Aunque de nuevo Marvel/Disney ha optado por contarnos los orígenes del personaje, así que nos trae a Benedict Cumberbatch como una especie de Gregory House sin bastón ni problemas de drogas. Para acompañarle, el mejor elenco de secundarios de la franquicia: Chiwetel Ejiofor, Rachel McAdams, Mads Mikkelsen, Tilda Swinton, Michael Stuhlbarg y Scott Adkins -entre otros-. Pero bueno, vamos a hablar de este nuevo y alucinógeno agregado al canon Marvel. Un consejo, olviden todo lo que creen saber.
Marvel ha vuelto a lograrlo. Continúa reinventando los elementos de su modelo una y otra vez sin modificar la raiz ni dar paso en falso, por ahora. De momento siguen teniendo toda mi admiración. Si el Capi se fue hacia el cine de espías y Ant-Man se manifestó como la comedia ligera, Dr. Strange nos trae la magia ancestral. Y he de decir que desde “Capitan América: El primer vengador”, ninguna película sobre los orígenes de un superhéroe marvelita me había convencido tanto. No es la película oscura que quería hace meses, es ligera -a su modo-, veloz, alocada y efervescente. Es un festín de color, juegos de espejos, distorsiones caleidoscópicas, bromas perfectamente implementadas, paroxismo y enfrentamientos brillantemente planeados que surgen y se desarrollan con una naturalidad pasmosa. Pero no solo vive el mago/doctor de unas peleas deliciosas e hipnóticas. La película presta la suficiente atención a sus personajes mientras narra su convencional historia con un ritmo que no decae en ningún momento. Es cierto que el guión debería tener una mayor consideración con respecto al desarrollo de ciertos temas y algunos aspectos de sus personajes que podrían haberla convertido en una película sencillamente soberbia, pero la sencillez del producto final no juega en contra, siendo finalmente esta “Dr. Strange” como leer un cómic de los de antaño: lleno de fantasía, aventura, ansia de descubrimiento y un barbitúrico sentimiento de diversión que no da ganas de bajarse de la montaña rusa. Una de las películas más Marvel de la casa.
El reparto está un poco por encima de la mera competencia, exceptuando Tilda Swinton y Benedict Cumberbatch, a ellos sus respectivos papeles les van tan a la medida como la capa al Dr. Strange. El villano vuelve a ser uno de los puntos débiles de la cinta, como ha sido siempre en el universo cinematográfico de Marvel/Disney, no obstante en esta ocasión no se nota en demasía. No sé si lo oculta el ritmo, las peleas, los gags, el agudo juego de espejos que utiliza el guion con los personajes o el hecho de estar presenciando un espectáculo visual atrevido y sorprendente, gracias -en parte- a un fabuloso equipo de técnicos en efectos digitales que deberían ser debidamente recompensandos en la cercana temporada de premios. El sello a su trabajo lo pone una batalla final a la que no se adjuntan adjetivos menores que extraordinaria. El último cumplido va para el trabajo del compositor Michael Giacchino, que ha sido capaz de destacar entre todos los trabajos esquemáticos que ofrece la música marvelita desde los “Avengers” de Alan Silvestri. La música del compositor hasta participa de esos satíricos atrevimientos contra la epicidad que nos ofrece de forma admirable esta película.
Ningún otro personaje individual de la casa de las ideas había llegado al cine con una fuerza semejante. “Dr. Strange” te hechiza porque es singular, es algo que no siempre tenemos la oportunidad de ver en el cine. Una experiencia psicodélica, también una película creativa, deslumbrante y extrañamente divertida. Derrickson firma una de las cintas más divertidas del género y demuestra que éste aún tiene mucho que decir. Para finalizar, afirmo lo obvio, el Doctor Stephen Strange volverá. Y gracias a las dos escenas post-créditos sabemos cuando y donde.
Alejandro Arranz
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