domingo, 23 de octubre de 2016

Crítica de "El contable"

-Entretenida y sorprendente mezcla de géneros que va cambiando desde una excelente primera mitad, hacia el tópico y la incoherencia de la segunda.

-Gavin O´Connor se toma muy en serio al personaje principal y construye una película mucho más sólida de lo que parecía posible. Affleck demuestra de nuevo que sabe actuar.

Gavin O´Connor es un director al que le hay que mantener la vista encima siempre. Lo último que vimos con su nombre fue “Jane Got a Gun”, una cinta que sacó adelante tras marcharse su director inicial a raíz de una problemática preproducción. Antes de eso, O´Connor entregó su mejor película, “Warrior”, una joya infravalorada que aún no ha llegado a España, ni llegará. Ahora nos trae un thriller dramático sobre un hombre autista de ambiguo código ético, que lleva las cuentas de los mayores criminales del mundo y que también posee unas habilidades militares cuanto menos sobrenaturales. El director vuelve a tratar el tema de la familia como ha hecho en casi toda su filmografía, y en esta ocasión va un poco más allá, pues un tema como el autismo le toca muy de cerca ya que su hijo padece el “trastorno”. O´Connor aleja del autismo el término “enfermedad” y lo convierte en un conjunto de habilidades sobrehumanas; una decisión -inicialmente- encantadora y llamativa, que acaba convirtiéndose en un arma de doble filo. Pero bueno, vamos a empezar como se debe empezar. El guion corre a cargo de Bill Dubuque (“El juez”) y el reparto encabezado por Ben Affleck, lo completan unos secundarios de lujo, como por ejemplo: Anna Kendrick, J.K. Simmons, Jon Bernthal, John Lithgow y Jeffrey Tambor. Veamos a continuación qué nos ha traído Gavin O´Connor en esta ocasión.

La película tiene una premisa sumamente interesante y aunque algunos de sus elementos pueden parecer absurdos, el director consigue soldarlos todos otorgándole al conjunto credibilidad, atractivo y una magnífica extrañeza. El universo del personaje principal toma forma a la vez que lo va haciendo el propio personaje, las analepsis ayudan a conocer su pasado y la evolución del panorama familiar en el que creció (muy semejante al planteado en “Warrior”). A pesar de los flashbacks y las subtramas intermitentes con la trama "principal", O´Connor logra un ritmo extremadamente sólido y que no decae nunca. No obstante, los espectadores podrían irritarse debido al empeño de la trama en no dar suficiente información e intentar ocultar elementos que simplemente hacen cojear una narración bastante pobre. Una narración en la que la trama criminal no importa demasiado, y con subtramas innecesarias con el único objetivo de dar cohesión mediante sobrexplicaciones. Los personajes secundarios tampoco sirven de nada más allá de su función como estereotipos engranados. Se salva el de Anna Kendrick, alejado del típico interés romántico, y el de J.K. Simmons gracias a una breve conexión con el protagonista, en la que el actor brinda una interpretación asombrosa a lo largo de un plano brillante de O´Connor.

Las escenas entre Kendrick y Affleck son de lo mejor que encontramos en la película, hay química entre los dos y resultan divertidas. Affleck vuelve a demostrar aquí que es un actor con habilidades, y más importante, sus otras facetas le hacen entender la importancia de favorecer al personaje por encima del resto de aspectos. Por otro lado, aunque el personaje se mueve en una franja de matices morales muy interesantes, O´Connor prefiere excusar a su personaje inclinando la balanza hacia el superhéroe en lugar del antihéroe. Lo que queda claro con el paso de los minutos, es que “El contable” funciona mejor como drama sobre su interesante personaje y su intrincada mente, que como thriller de acción empeñado en sorprender al espectador mediante una docena de giros de guion absurdos. Por desgracia los tramos finales siempre se le han dado un poco mal al director, con esa irrisoria pelea de bar en “Pride and Glory” y ese horroroso desenlace de “Jane Got a Gun”. En esta ocasión la cinta se desvía hacia la acción pura y dura de manual, después de un bloque de giros y explicaciones en un ratio de tolerabilidad entre cogidas con pinzas e incoherentes. El desenlace, casi todo lo fácil que podía ser.

Gavin O´Connor sorprende con una película que apunta siempre hacia direcciones interesantes como curioso thriller económico y en especial como estudio de un personaje complejo, contradictorio y fascinante. Lamentablemente la torpe narración, los obvios elementos de la misma y su desvío hacia el cine de acción aburrido; desinflan las virtudes de la trama. Hay escenas excelentes y el reparto funciona muy bien, pero el paso del tiempo la recibirá como un singular entretenimiento pop, cuando podía haber sido un denso thriller dramático de notables resultados.


Alejandro Arranz

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