sábado, 22 de octubre de 2016

Crítica de “Elle”

-Verhoeven ha vuelto, y eso es una gran noticia para el cine. Elle es cine desgarrador, inquietante, polémico, subversivo y terriblemente divertido. Las bromas cósmicas pueden ser relevantes.

-En contra de toda norma, de toda fórmula y todo cliché; Paul Verhoeven vuelve a contar lo que le da la real gana. Y por eso estamos ante una de las mejores películas del año.

Si no echabais de menos a este insólito director, podéis dejar de leer esta crítica, sois gente con la que no me interesa hablar. O mejor dicho, para la que no me interesa escribir. Estamos en una época donde todo se analiza con minuciosidad para juzgarlo con odiosa superioridad moral. Todos debemos ser políticamente correctos porque prácticamente cualquier cosa es políticamente incorrecta, es inmoral, es indecente. Todo es machismo, racismo, opresión, lujuria, maltrato y básicamente todo lo que hacemos debe ser corregido porque es ofensivo para alguien. Por eso la vuelta de un Paul Verhoeven tan provocativo como siempre, es lo que necesita la sociedad. También el cine, porque ya no hay ambigüedad, novedad, riesgo u otros factores que sí existían -por ejemplo- en diversos ambientes del cine ochentero. Y puede que el nuevo proyecto de Verhoeven ofenda a muchas personas estiradas que no sepan ni aceptar las variables, ni captar un sentido de burla que el cineasta holandés ha impreso en su cine desde el principio. Pero tampoco importa mucho, porque los que vean Elle con la mente abierta y dispuestos a ser provocados por este maestro, van a pasar un rato tan desagradable como delicioso e irónicamente divertido. No voy a dar muchas pistas sobre esta obra que merece ser vista y estudiada libre de todo prejuicio existente, aunque sea tarea difícil debido a la sociedad que ha creado nuestra forma de ser. Pero sí voy a decir una cosa, os pasaréis las noches posteriores a su visionado reflexionando sobre lo que habéis visto. Eso es algo que no pueden hacer muchas películas.

Hipnótica desde la primera escena hasta la última. Y la primera es una de las más estremecedoras que el cine ha brindado en los últimos años. Desde ahí el director destroza cualquier cliché, dejando al espectador tan perplejo como incómodo por todo lo que ocurre. Es una película en la que siempre vas tres pasos por detrás, que te sorprende constantemente. Verhoeven encuentra una historia con la que ser más provocativo que nunca y se desenvuelve con una suavidad y un impacto impresionantes. Mezclando con total habilidad la sátira social en contra del cinismo y las apariencias de las clases altas, el melodrama familiar, la vuelta de tuerca al "sex-thriller" y un admirable estudio de personajes, en especial retrato de un personaje femenino muy complejo, ambiguo, frío, controlador, en constante transmutación y con el que es imposible empatizar. Incluso a pesar de que el director se vaya al análisis Freudiano para construir, tal vez excusar, al mismo. Sea como fuere, Verhoeven nos pone delante de un brutal, atrevido y pionero retrato femenino como ninguno puede verse actualmente en el cine, que hace parecer a todos los demás un aburrido juego de niños. Todo ésto imbuido por una retorcida comedia negra que consigue sacarnos la carcajada de situaciones terribles e inmorales, y que al mismo tiempo logra que Verhoeven narre y muestre, precisamente, sin juzgar ni aleccionar; ganándole otro asalto a la moral. En cuanto a dirección, el cineasta hace maravillas con la cámara a pesar de haber dejado sus florituras en el cajón. Estructura una narración sencilla y sutil, da forma a una atmósfera muy potente y mantiene al espectador incómodo, dubitativo y en tensión en casi todas las escenas. Pero la película no sería tan condenadamente magnífica de no ser por el trabajo de Isabelle Huppert, que con cada mirada y cada mueca grosera ayuda a construir un personaje repleto de aristas y contradicciones. Y al final, uno sigue pensando y pensando sobre si ha visto una dilatada y planeada venganza, un acercamiento a la psique humana con los traumas, los deseos, el placer y el dominio como elementos principales o quizás el anómalo despertar sexual de una mujer de mediana edad que encuentra precisamente en esos actos, la salida a los factores que han condicionado su vida.

Lo que tengo claro es que he visto una película monumental, de esas que no vas a encontrar por mucho que busques. Elle me ha quitado el sueño pensando en su primer visionado y en mis ganas de visionarla de nuevo, y me ha entusiasmado que Verhoeven haya vuelto tan provocador y burlón como le recordaba. Puede que no sea una película digerible por todo el mundo, pero a mí eso no me importa en absoluto. Elle es una de las mejores películas del año, y esperemos que Verhoeven haya vuelto para quedarse.


Alejandro Arranz

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