-Un desastre inconsistente, verborreico, tan serio y estirado que da miedo hasta moverse en la butaca. No hay por donde salvarlo.
-Es una mala historia fundacional, una incorrecta adaptación, un erróneo blockbuster, atroz cine de autor y una pésima película. Dos horas intentando ver a través del humo para darme cuenta de que no hay nada detrás.
Sí, definitivamente las adaptaciones de videojuegos están gafadas. Aposté porque Duncan Jones sacaría adelante Warcraft, perdí, porque lamentablemente todo era hueca y farragosa parafernalia pirotécnica sin vida. Sin embargo mis últimas esperanzas residían en el dúo Kurzel-Fassbender, dos señores que me alegraron el año pasado con una de las mejores películas del mismo. El Macbeth de Kurzel fue el más sombrío, psicológico, violentamente estilizado y humano de cuantos han pasado por la pantalla. Era una adaptación revitalizada, enérgica, visualmente brutal, con atmósfera y alma. Parecía que si alguien podía sacar adelante la adaptación de Assassin's Creed era él, con ayuda de Fassbender, que además de protagonizar la propuesta junto a Marion Cotillard, se convirtió en un comprometido productor. Para acompañar al dúo protagonista tenemos un impresionante elenco de secundarios, entre los que se encuentran: Jeremy Irons, Brendan Gleeson, Michael Kenneth Williams, Charlotte Rampling, Carlos Bardem, Hovik Keuchkerian y Javier Gutierrez. Pues bien, voy a contaros por qué esta adaptación de un videojuego es, como todas hasta ahora, una catástrofe.
Fassbender ha movido todos los hilos que ha podido para que les dejaran hacer la película a su modo. Incluso ha interpretado a Aguilar, intentado hablar en español. Otro de los elementos surgidos de su trabajo como productor es el tono, extremadamente serio, que imbuye toda la película. Para algunos será fantástico ver como por primera vez una adaptación de un videojuego se toma en serio a si misma y al público, cosa que no me molestaría si no fuera llevado hasta el extremo. Hubiera preferido la cuerda un poco más suelta, para poder disfrutar de una entretenida película palomitera, aunque Kurzel pretenda hacer algo más de autor. Y las pretensiones de este blockbuster a veces dan algo de miedo absurdo, tan ampuloso en algunas escenas que no debe ser consciente de la trivialidad de todo lo que dice y muestra. Además de lo embarullado y torpe que resulta tanto en su fondo como en su forma. Pues no es solo el molesto humo y la niebla que inundan la pantalla, sino el batiburrillo de subtramas sosas, la incompatibilidad de sus elementos y apartados, etc. Los tres guionistas han hecho un trabajo bastante terrible. El argumento es una aburrida repetición de los primeros videojuegos pero cambiando los personajes, el periodo histórico, etc. Además todo está realmente mal narrado, sin energía ni pericia, de forma mecánica, alargando y repitiendo constantemente unos lamentables diálogos que no aportan nada y reduciendo al mínimo el desarrollo de personajes, las explicaciones y unas resoluciones del entramado simplemente patéticas.
La cinta decide apostar por el presente, reduciendo el metraje del pasado a tres visitas al Animus. Es curioso, porque las únicas escenas a destacar pertenecen al pasado, algo lógico, pues los videojuegos también perdían mucho nivel en las misiones del presente. El periodo histórico al que viajamos, ese terrorífico siglo XV español, está totalmente desaprovechado. No creo que a los fans les importe mientras observan esos típicos travellings circulares del águila para sincronizar al “jugador”, en el videojuego resultan espectaculares, aquí son horribles. Una vez dentro del recuerdo, tenemos dos excelentes persecuciones y la pelea entre Fassbender y Hovik Keuchkerian. Aún así, además del deseo de que hubieran sacado algo de partido al contexto, también se echan en falta más minutos para Keuchkerian, Gutierrez y el anodino personaje de Ariane Labed, que tiene el mismo inexistente desarrollo que Aguilar; literal. En el presente ni un solo secundario tiene carisma, y los actores tampoco intentan compensarlo. En cuanto al nuevo modelo del Animus que tanta polémica ha suscitado, era un cambio necesario cinematográficamente hablando, es vistoso y no aporta nada más. Por último, el clímax de la película no resalta por su efectividad o intensidad, lo hace por su singularidad en varios aspectos, aunque solo es una forma de dar concluida esta insípida presentación y dejar abierta la puerta a una saga que si quiere atrapar algo más que adeptos incondicionales de los videojuegos, va a tener que mejorar mucho para reconvertir a los escépticos.
Kurzel y Fassbender caen bajo el peso de sus pretensiones y su seriedad. Intentar que una adaptación de Assassin's Creed sea oscura, autoral y con esencia trágica de Shakespeare; son decisiones cuestionables. Si encima la seriedad elimina cualquier rastro de energía o color, hace predominar la verborrea sobre la acción o la trama y se olvida de los engranajes principales que dan vida a una película; lo que queda básicamente es un desastre. Kurzel intenta salirse del camino habitual en muchos aspectos, pero no mira por donde va y acaba estrellando su película, que en lugar de ser la redención, es una contundente reafirmación de que las adaptaciones de videojuegos nunca salen bien. Ésto no lo arregla ni el pase de temporada.
Alejandro Arranz
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