-El filme de terror de la temporada. Mitchell reformula los tópicos y crea algo aterrador, poético e inesperado.
-Nace un nuevo heredero del terror de los años 70-80. “It Follows” es hermosa, terrorífica, lírica y además está bien dirigida, escrita e interpretada.
David Robert Mitchell debutó como director en 2010, con una comedia dramática indie con el título “El mito de la adolescencia”. Cuatro años después (ahora cinco, ya que a nuestro país todo llega con retraso) se atreve con una película de terror. Un género que lleva años de capa caída pero que últimamente intenta renacer de sus cenizas gracias a una nueva ola de directores jóvenes y ambiciosos dispuestos a utilizar los elementos tradicionales de los clásicos pero modificando bien el estilo, el concepto u otros aspectos para que la mutación sea un éxito. Y vaya que si está funcionando, “Expendiente Warren”, “Babadook” y ahora “It Follows”. El guión está escrito por el propio Mitchel y el reparto encabezado por Maika Monroe, a la que vimos hace poco en la Carpenterniana “The Guest”. Para acompañarla tenemos a un joven elenco de secundarios: Keir Gilchrist, Daniel Zovatto, Jake Weary, Olivia Luccardi y Lili Sepe -entre otros-.
Para comenzar diré que estamos ante una película 100% influenciada por el cine de John Carpenter, sin embargo busca diferenciarse constantemente y lo consigue a través de variedad de factores. La dirección de Mitchell es fantástica, manejando el ritmo y la tensión con pulso de maestro y logrando una atmósfera desasosegante y deliciosa. Al mismo tiempo, consigue un apartado visual estupendo, con un excelente empleo de la profundidad de campo y esas geniales panorámicas circulares. El filme contiene algunas de las mejores escenas que ha dado el género en por lo menos 20 años, y todo esto hace que no vayamos a apartar la mirada de la pantalla pero tampoco de los futuros proyectos del director. Hablamos por tanto de una película sorprendente ya en su propuesta estética, que si bien llama a la memoria de Craven, Carpenter e incluso algunos cineastas del terror francés, nos habla con una voz diferente. Lo que se ve, lo que no se ve pero se puede sentir, lo que se puede -o no- explicar; dejando atrás sustos, sangre y CGI para dar paso a la más pura y sobrecogedora atmósfera. Todo logrado gracias a una dirección magnífica y a una tenue y poética fotografía de Michael Gioulakis.
No obstante, lo más importante de la cinta es su discurso. Y aquí llegamos a un punto convergente, debido a que el filme en su concepto gira al igual que en su forma, alrededor del punto de vista. La mayoría opinará que se trata de una crítica al sexo adolescente, a la lujuria o quizás al sexo sin protección, aunque el concepto es bastante gris, pues es el propio acto sexual el que puede liberar o “desendemoniar” al portador. Lo único que está claro es que incluso el fondo es totalmente del estilo Carpenter. Y no es este controvertido discurso el único mérito del guión de Mitchell, que en medio de esa constante y atmosférica huida hacia delante logra definir a sus personajes con suma corrección. Así pues “It Follows” se asienta como un filme de terror con cuerpo y alma, que da la talla e incluso se antoja relevante para el género en su forma y su fondo. Esto es así al menos durante 80 minutos, ya que en el tramo final pierde el rumbo por completo, de lo contrario habría sido una gran película. Dejando esto a un lado, hay que elogiar el trabajo de Maika Monroe, su interpretación es realmente buena y al igual que ocurre con el director, no hay que quitarle el ojo de encima a su prometedora carrera. Antes de terminar esta reseña, cabe mencionar la música sintetizada de Disasterpeace o Rich Vreeland (según se prefiera) que ayuda de sobremanera a crear inquietud en el espectador y una vez más, está absolutamente influenciada por Carpenter.
David Robert Mitchell ha creado una joya del género que rechaza los trucos baratos y los litros de sangre para aportar ideas, una atmósfera trabajada, unos personajes bien descritos y un maravilloso sentido del horror a través de lo que no se entiende y no se puede explicar. Influenciado por el cine de género de los 70 (la edad de oro) se decide a aterrorizarnos a partir de una premisa aparentemente sencilla (y a priori incluso tonta) pero finalmente repleta de virtudes. No deben perderse esta nueva apuesta del terror independiente que tiene mucho que decir y mucho que mostrar (u ocultar). Háganme caso, incluso agradecerán no dormir las noches posteriores.
Alejandro Arranz
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