-Una película de zombis para la gente a la que no le gustan las películas de zombis. Es más concretamente, un reflexivo drama sobre las emociones, la enfermedad y la familia.
-La mayor sorpresa es Schwarzenegger, que completa una actuación impensable. Dramática e introspectiva, sin chascarillos.
Con el género zombi tan saturado de películas, series y videojuegos es difícil pensar que alguien vaya a arriesgarse a darle un lavado de cara cuando no parece que el público vaya a cansarse de la “fórmula” al menos a corto plazo. Sin embargo ha tenido que llegar un debutante para darle una vuelta de tuerca a este manido género que para algunos -ironicamente- empieza a mostrar síntomas de agonía. Henry Hobson convence con un prometedor debut que si bien finalmente no ha resultado del todo satisfactorio, sí que ha logrado un par de objetivos. Darle cierta originalidad al género, plantear algunas cuestiones de forma correcta y descubrirnos una nueva faceta del duro Chuache. Junto a él debuta también el nombre que hace la función de guionista, John Scott 3. Y por último pero no menos importante, está el reparto. Encabezado por Schwarzenegger y Abigail Breslin como padre e hija en la ficción. Con este equipo y un poco de presupuesto se ha buscado ofrecer al espectador un drama humanista con epidemia zombi de fondo que ahondara en la relación de una familia cuando uno de sus integrantes se encuentra afectado por el virus a varias semanas de convertirse en un “infectado”.
Una premisa original y llena de posibilidades que pese a hacer algunas cosas bien no parece haber sido desarrollada de la forma ideal. Reducir los elementos habituales del género como el gore o la acción son aciertos, aunque para el público que busque lo típico la película resultará lenta y aburrida. Algo a lo que no ayuda precisamente el pausado ritmo de la misma, que en ocasiones se vuelve incomprensiblemente lento. No obstante, si consigues acostumbrarte a los tiempos de Hobson te verás recompensado. El guión pulsa correctamente algunos botones, pero acaba desaprovechando la estupenda propuesta inicial. Primero dejando pasar alternativas muy prometedoras y más tarde volviéndose convencional conforme pasan los minutos. Lo mejor, que le da a Schwarzenegger la oportunidad de descubrir un nuevo registro en el que debuta con suma corrección, con una actuación más introspectiva y personal, la mejor de su larga carrera, con diferencia.
Un drama zombi de bajo presupuesto que refresca un género contagiado por la falta de creatividad. No hay vísceras ni tampoco está Arnold con un ametralladora, un puro y una frase lapidaria. Para suplirlos encontramos a un realizador y un guionista debutantes contando una historia con algunos planteamientos interesantes y con dos actores que hacen bien su trabajo. No es la película del año pero al menos no es lo mismo de siempre y para algunos eso es algo que se agradece mucho.
Alejandro Arranz
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