martes, 6 de septiembre de 2016

Crítica de “Ben-Hur” (2016)

-Normalmente cuando el tiempo te da la razón esbozas una sonrisa orgullosa. Pero este remake es tan malo que uno sufre cuando se da cuenta de que casi sabía lo malo que podía llegar a ser. Es aún peor.

-Un filme perfectamente horrible que define todo lo malo del cine actual. Vacío de ideas, ingenio, habilidad, artesanía, pasión, etc. Ben-Hur logra el podio en mi lista de peores películas del año, dios castigue a quien la saque de ahí.

Muchos ya habéis leído al menos media docena de críticas negativas hacia este remake, y no creo que estéis ansiosos por leer de nuevo lo mismo que en los artículos anteriores. Pero bueno, sin extenderme mucho y para aquellos que todavía necesitan alguna opinión más; voy a hacer el esfuerzo de dedicarle más tiempo de mi vida a semejante despropósito. Llevo desde que se anuncio este proyecto siendo un tipo de personaje que suelo criticar, uno de esos “haters” que odian algo antes de verlo. Pero creo haber fundamentado mi odio sin fundamento en elementos fundamentados. Procedo a explicarme. Vale que los guionistas no eran malos ni mucho menos. Ahí está John Ridley (12 Years a Slave) que no tengo ni idea de que ha hecho en esta ocasión porque el guion es infame; y Keith R. Clarke (The Way Bach). Tampoco rechacé la elección de Marco Beltrami como compositor ocupando el puesto de Miklós Rózsa. Ni que decir tiene que el trabajo de Beltrami es un chiste si alguien intenta compararlo con la maravillosa composición de Rózsa para el filme de William Wyler. Pero había dos apartados que me parecían una broma de mal gusto. En primer lugar el reparto. No sé qué puede hacer que contrates a Morgan Freeman y le pongas rastas para que se parezca a Whoopi Goldberg, desde luego no acepto que Jack Huston (aún sabiendo que es un actor muy competente) sea el sustituto de la infravalorada y extraordinaria interpretación de Charlton Heston y en cuanto al tercero en discordia; quizás que el papel que hace casi 6 décadas interpretara Stephen Boyd fuera ahora para Toby Kebbel era la menos mala de las tres decisiones. Pero casualmente Kebbel está peor que nunca. Y si no acepto estas decisiones de casting, mucho menos acepto que la batuta la tenga el pésimo Timur Bekmambetov (Guardianes del día, Abraham Lincoln cazavampiros). Una decisión que tampoco entiendo por más que llevo un año pensando. Si quieres llevar a las salas el más que innecesario remake de una de las mejores películas que ha dado el séptimo arte y que tras 57 años de su estreno sigue sin haber envejecido lo más mínimo, al menos hazlo con seriedad y calidad. Pero no, Paramount ha querido ayudar a que este verano sea el peor en mucho tiempo y me dispongo a explicaros porque “Ben-Hur” (2016) es una de esas pocas películas especiales, capaces de recibir un cero de nota.

Para empezar que la planificación y construcción de la escena de la carrera del filme del 59 llevara más tiempo que todo el proceso de este remake ya es una declaración de intenciones absoluta. Pero vamos a entrar en materia presente. Es muy fácil explicar porque le he dado un cero a esta película, aunque me enfrento a estas líneas con algo de miedo a no dejarlo suficientemente claro. Más allá de que no haya nada nuevo en ella el problema reside en que no hay nada bueno en ella; nada que merezca ser visto o escuchado. Es un producto nocivo, que representa todo lo malo que puede llegar a ofrecer el cine y va en contra de que el mismo pueda ser llamado arte. El guion cambia cosas sin sentido volviéndose más endeble y estúpido con cada decisión (¿Qué ha pasado con la trama de Arrio?) , añade escenas innecesarias y corrompe algunas fundamentales (la aparición de Jesucristo, las galeras, la apuesta, la subtrama romántica, el encuentro con la familia, la crucifixión; y así a cientos). Hay escenas y líneas de diálogo completas que parecen parte de las tomas falsas, así como personajes que son un desastre unidimensional, incongruente e imposible de entender en el que sólo parece ir a mejor Mesala en los instantes iniciales, para en seguida dar un giro radical e inhumano que permanece toda la película hasta otro giro patético al final. La verdad es que Rodrigo Santoro y Jack Huston se esfuerzan en construir a sus personajes, pero la carrera estaba perdida antes de empezar.

Luego está la dirección de Bekmambetov, que podría y debería estudiarse en las escuelas como ejemplo paradigmático de un trabajo totalmente carente de estilo visual. Su película es fea, sus trucos de cámara provocan que te sangren los ojos, hay constantes rupturas de la continuidad y el CGI canta el doble que los trucos utilizados en la película del 59. Tampoco sabe dirigir a los actores, ni crear una narración visual, ni profundizar en el drama entre los personajes, ni representar el componente religioso. Esto último de hecho es muy divertido, primero porque los diálogos de Jesús y la novia de Judah son tan insustanciales como reiterativos. Segundo porque hay fallos garrafales en toda esa “subtrama” y en especial en el nuevo intento de retratar a Ben-Hur como contemporáneo de Jesús. Parece que la cinta vive de sus incongruencias, sus carencias y sus lamentables vicios visuales. Aún así lo que más me duele no es ver lo mal que actúa el reparto, oír los infernales diálogos, ver lo vacía de contenido e ideas que está la película, sufrir intentando encontrarle sentido a esa grabación sin pulso en medio de una fotografía horrible, los zooms digitales incluso en detalles, que cada uso de las GoPros sea como sufrir un latigazo o que muy por encima de épica o dramática sea irrisoria; lo peor es que cada escena te lleve automáticamente a su respectiva escena del filme del 59 y tener que presenciar como la destrozan a machetazo limpio. Todo como excusa para acabar llegando a la carrera de cuadrigas (por algo la película empieza con ella). Una escena tediosa, espantosa, mucho más fea y anticuada que una de hace 57 años; y que dentro del conjunto mejora levemente porque a la película aún le queda entregar lo peor de todo su excesivo metraje. Las escenas finales y ese mensaje de redención tan atropellado que a uno se le atraganta, he ahí lo peor de esta odiosa producción que ha destruido casi por completo mis esperanzas en el séptimo arte.

“Ben-Hur” es todo lo que yo me imaginaba y algo más. Es una representación perfecta de como el cine ha ido de más a menos en muchos aspectos. Bekmambetov coge un clásico, le abre el canal y le saca todas las entrañas delante del espectador. No hay nada que salvar de una película que tenía todas las de perder antes de empezar a correr y además fue a la carrera con materiales de la peor calidad posible. Compitiendo en un circo digital, con caballos enfermos, una cuadriga de papel maché y un piloto manco, ciego, sordo y borracho; Ben-Hur (2016) es condenada a una merecida muerte lenta, ya no por la derrota, sino por el lamentable espectáculo que nos ha hecho sufrir a algunos. ¿Cuando aprenderá Hollywood que no se deben mancillar las obras maestras? Pero bueno, yo sólo quería ver a Morgan Freeman con rastas.


Alejandro Arranz

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