domingo, 10 de diciembre de 2017

Crítica de "Suburbicon"

-Irregular mezcla de géneros vacilante entre la escasa crítica social de Clooney y su condición de modelo mediocre de una comedia de los Coen.

-Bien narrada e interpretada. Tiene un par de deliciosos gags visuales.

Para un servidor George Clooney se hizo un nombre como cineasta cuando dirigió Good Night, and Good Luck, una de las mejores películas jamás hechas sobre el periodismo. Después de eso sorprendió de nuevo, aunque no al mismo nivel, con The Ides of March. Ahora, tres años más tarde de su condescendiente e insustancial The Monuments Men, Clooney regresa para dirigir un guion escrito por los Coen en la segunda mitad de los 80 (entre Bloode Simple y Arizona Baby) que ha fusionado convenientemente con una historia racial escrita entre él y su amigo Grant Heslov. Estamos en los años 50, brilla el sol en el tranquilo Suburbicon, un típico pueblo familiar norteamericano donde conviven felizmente americanos de todos los rincones de USA. Todo parece perfecto, hasta que una familia afroamericana se muda al barrio y desata el caos en la pacífica comunidad. Normal, nadie quiere que su parcela se devalúe.

Se nos presentan dos narraciones paralelas conectadas por el niño protagonista. Por un lado la historia de la familia afroamericana que llega a Suburbicon para darse cuenta de que no es un lugar perfecto en el que vivir. Por otro lado la historia de los Coen sobre una típica familia blanca de clase media que vive en una bonita casa con olor a chamusquina. De este modo Suburbicon nos recuerda a aquellas disecciones de comunidades americanas aparentemente ideales con las que nos inquietaba David Lynch, pero con el mensaje político-social de Clooney y el aspecto cartoon buscado por los Coen (al ritmo de Alexandre Desplat). El resultado de dicha mezcla es una furiosa aunque divertida deconstrucción de la falsa perfección hasta el perfecto caos repulsivo que habita bajo esos jardines verdes, esas casas color amarillo suave y las natillas de acogida para los nuevos vecinos. Un retrato de la podredumbre del sueño americano en una américa republicana, racista y de sonrisa falsa que juzga a los demás por su piel, su religión o su apellido. Clooney narra con soltura y talento para la ironía un guion que recuerda mucho a Fargo, pero falla cuando intenta manejar diferentes tonos y géneros. Tampoco apasionan las metáforas de brocha gorda y los destellos de simplismo que emergen en los márgenes. Al final ninguna de las dos narraciones resulta de lo más destacable de sus autores, y visionamos dos películas entretenidas, familiares y cohibidas que jamás salen de su zona de confort.

Suburbicon es una oportunidad perdida de hacer al menos una película arriesgada y genial. Clooney vuelve a demostrar pericia en la narración aunque la tarea de unir ambas historias fracasa desde el principio. Damon está excelente en sus dos registros, Julianne Moore espléndida en sus dos versiones y Oscar Isaac se merece una nominación a algún premio por encarnar de modo apabullante y desatado a ese detective de seguros tan corrupto como esta versión del sueño americano, basada en librarte de tu familia y estafar algún dinero para irte a una lujosa playa lejos de los Estados Unidos y de esos vecinos a los que juzgas en silencio solo si son de tu misma raza. No me he escandalizado en absoluto, pero ha sido ligeramente divertido. ¿Qué indica eso señor Clooney?


Alejandro Arranz

1 comentario :

  1. Personalmente creo que Clooney es mejor actor que director, aunque supongo que como todos tendrá sus altibajos.

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