-El Macbeth más sombrío, psicológico, violentamente estilizado y humano de cuantos hayan pasado por la pantalla. El bardo inmortal daría su visto bueno.
-Visualmente brutal, muy bien ambientada, con atmósfera, con alma y aún más importante, con Fassbender y Cotillard. Los mejores Macbeth y Lady Macbeth de la historia del cine.
Macbeth de William Shakespeare es una de las obras de teatro que más veces han sido adaptadas al cine y/o a la televisión. Alguna adaptaciones han optado por la fidelidad máxima en el texto y la estructura, otras han tomado caminos un poco más libres. Tenemos en el primero de los casos las dos adaptaciones televisivas-teatrales de George Schaefer y en el segundo, por ejemplo, “Joe MacBeth” (con el título “Cautivo del terror” en nuestro país) de Ken Hughes, una adaptación de la tragedia en clave de cine negro y ambientada en la época “gangsteril” de los años 30. Las tres adaptaciones con más renombre hasta hoy eran: el Macbeth de Orson Welles de 1948, “Trono de Sangre” de Akira Kurosawa (1957) y el Macbeth de Roman Polanski de 1971. Welles fue el primero en acercarse a la tragedia con esa oscuridad y esa furia necesarias, pero los problemas de presupuesto, con la nacionalidad de la película y otros contratiempos, no le permitieron hacer el filme deseado. No obstante en menos de un mes, sin casi presupuesto y con unos decorados de cartón-piedra Welles se las arregló para crear una fascinante tragedia de Macbeth. Con un potente estilo visual, donde las luces y las sombras cobraban una importancia manifiesta y con la predominancia de unos primeros planos muy bien utilizados; además su interpretación de Macbeth fue excelente. Su adaptación puede ser acusada de teatral e incluso de que el casting no fue ideal, pero a día de hoy sigue siendo un acercamiento vigoroso a los textos de Shakespeare. El filme de Kurosawa decidió alejarse del medievo y llevar la tragedia al Japón Feudal, no respetó los textos ni la estructura e hizo importantes cambios (Macbeth pierde un hijo, Macduff no existe, las tres brujas son un espíritu del bosque, etc), sin embargo su adaptación es la más fiel al bardo inmortal. Pues aunque cambie muchos elementos, transmite totalmente y con gran fuerza los temas y las reflexiones de la obra. Frente a la teatralidad de Welles, Kurosawa ofrece una puesta en escena inquietantemente buena, cine en toda regla y frente a los primeros planos predomina el uso de generales que hacen insignificante la tragedia de ese hombre. La escena final, de una brutal violencia contenida, permanece como una de las mejores del séptimo arte. Espiritualmente Kurosawa se acercó a Shakespeare como pocos lo harían nunca.