sábado, 14 de junio de 2014

Crítica de “Las dos cara de Enero”

-Un inteligente thriller con aires Hitchconianos cocinado a fuego lento; correcto guión y excelentes interpretaciones.

-Amini dirige con soltura y precisión pero su guión no es tan eficiente como el resto de factores de su película, no es que sea un mal guión ni mucho menos pero era necesario mirar el relato con más profundidad.

Muchos de vosotros conoceréis a la famosa novelista americana Patricia Highsmith, no es sorprendente pues a parte de sobrarle talento para el suspense su fama se acrecentó cuando un gran número de sus obras fueron adaptadas al cine por variedad de cineastas, entre ellos el mismísimo Alfred Hitchcock (Extraños en un Tren), directores de talento como Anthony Minghella (El Talento de Mr. Ripley) u otros menos capacitados por ejemplo Danny DeVito (Tira a mamá del tren), y ahora por un debutante de nombre Hossein Amini al que le toca adaptar la premiada novela homónima cuyo título hace referencia al dios romano Jano-Enero. Para ello se pone a cargo del guión compaginándolo con su trabajo detrás de la cámara, en los roles principales encontramos a Viggo Mortensen, Kirsten Dunst y Oscar Isaac, un trío de intérpretes que garantiza el espectáculo y que además están reforzados por una soberbia labor de dirección de actores. Sin ser una notable película sí que es una adaptación correcta con momentos espléndidos y detalles brillantes, su delicado y colorido apartado visual, la manera de sofocar al espectador con el ritmo lento e incluso ese vibrante reparto que lo hace tan bien que hasta le he perdido la fobia a la señorita Dunst durante algo más de hora y media; éste es un thriller criminal que no deberías perderte si te gusta el género, los actores o simplemente el buen cine.

La película comienza bien, los sólidos acordes del compositor español Alberto Iglesias (La piel que habito, El jardinero fiel) se armonizan con el sol mediterraneo, la suave brisa y los atractivos actores con ese misterio que les envuelve y ese llamativo vestuario, se me vienen recuerdos de “El Hombre que sabía demasiado” y otros filmes de Hitchcock nada más empezar, y en breves uno se da cuenta de que este suspense es muy de su estilo, para lo bueno y para lo malo; como he dicho antes éste misterio está cocinado a fuego muy lento y dicha decisión puede que a muchos les resulte cansina pero la verdad es que acaba siendo un acierto en toda regla, a pesar del ritmo pausado la película jamás aburre, siempre tiene algo interesante que mostrarnos ya sea un hermoso fotograma o algún diálogo reflexivo no menos refrescante, si bien es cierto que Oscar Isaac es un timador encantador y que me alegro de que tras dar la sorpresa el año pasado empiece a reconocerse su talento dándole éste tipo de papeles protagonistas no estoy contento del todo hasta que el trío protagonista entrelaza sus destinos, Mortensen tiene momentos de genial intensidad en los que no sobreactua lo más mínimo y entre él e Isaac surge un penetrante duelo interpretativo al igual que el duelo entre sus personajes del que afloran detalles fascinantes, por último está la repelente Kirsten Dunst a la que no soporto más que en un par de películas, su presencia en pantalla ya me estropea cualquier otro placer, pero en esta ocasión la he encontrado particularmente cautivadora, a pesar de ser el personaje más vacuo de los tres su actuación me ha gustado más de lo habitual y no ha puesto esas caras raras que me provocan nauseas ni su risita repelente.

La trama no resulta a día de hoy nada que no hayamos visto en más de una ocasión y por esa razón la manera de trasladar esa trama a la pantalla es muy importante, todavía lo es más el saber sacar todo el material intrínseco de la fuente original y llevarlo con corrección y precisión a la película, en el aspecto estético la película cumple de lo lindo, la música es adecuada aunque no es ni por asomo el mejor trabajo del compositor y en especial destaca la labor de los actores que levantan la película a un lugar que no habría alcanzado sin ellos, hacen que la historia cobre vida y que sus personajes sean más hondos de lo que serían por si solos, ahí quería llegar, la profundidad, la capacidad de extraer el alma de la historia y los personajes de la novela y después ser capaz de llevarlo a la pantalla con adecuación es algo fundamental, y es precisamente ahí donde el guión falla más de lo que debiera, los personajes aún reforzados por sus actores deberían haber estado más marcados, en especial el de Colette, la historia de Rydal con su padre cumple el cometido de crear un muy inteligente paralelismo con el personaje de Chester que también nos lleva al título de la película y las dos caras de una misma moneda, pero no tiene demasiado desarrollo y podría haber dado algo más de juego, por otro lado los celos, la actitud de Chester y el personaje en si mismo se lo deben casi por completo al trabajo de Viggo Mortensen.

El otro problema importante del libreto de Amini es que tiene demasiados agujeros, cuanto más avanza el filme más evidente se hace el exceso de cabos sueltos y consecuencias inexplicables conforme las mentiras entre protagonistas dan paso a la huida más clásica -sin mucho más que ofrecer-, aunque eso sea más enérgico es menos interesante en especial porque cuando esto ocurre comienzan a aparecer las convenciones del género, es por eso que aunque en el tramo final el ritmo se intensifica mucho es la parte que más problemas tiene, y el desenlace a pesar de los interesantes paralelismos que termina de plantear es anodino y poco consistente, de nuevo nos lleva al título de la cinta para entender algo mejor porque ocurre lo que ocurre pero ni me gusta el que, ni tampoco como, creo que con algo más de tiempo podría aceptarlo pero así no me lo trago por muy metafórico que el señor Amini crea que sea, algo petulante por su parte creo yo.

“Las dos caras de Enero” es un thriller con mucho tono clásico, con buenos actores, buena fotografía y un impecable ritmo que logra una tensión a veces claustrofóbica, pero que debería haber aportado más ya no al género sino como adaptación, mucho material desperdiciado y un tramo final demasiado inocente, aún así hablamos del trabajo de un debutante en la dirección (no como guionista) que irónicamente realiza esa parte de su trabajo con brío y pericia; no es ni una gran obra ni tampoco una película notable, es simplemente un buen trabajo de dirección que lleva a tres fantásticos actores a una historia de suspense en la cuerda floja y la desarrolla con una sorprendente eficacia y un par de influencias muy bien tomadas, si os apetece un poco de thriller clásico con ritmo sosegado y miradas recelosas ésta es vuestra película.


Alejandro Arranz

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