jueves, 30 de junio de 2016

Crítica de “Malditos Vecinos 2”

-Una secuela que repite el esquema original reutilizando sus gags de forma torpe. Los guiños temáticos se suceden, pero las risas son muy difíciles de encontrar.

-Es preferente disfrutar del trailer y olvidarse de pasar por caja. “Neighbors 2” no ha sabido sacar mi lado salvaje y gamberro. No es inteligente, no es perspicaz, no es provocadora; es de usar y tirar.

El director Nicholas Stoller y los guionistas Andrew J. Cohen y Brendan O'Brien nos traen la secuela de la inesperadamente divertida “Neighbors”. El reparto original repite pero para enfrentarse en esta ocasión a una hermandad femenina liderada por una regular Chloë Grace Moretz. La película no busca en ningún momento llevarnos a un lugar diferente, su objetivo es unicamente hacer reír, y pretende hacerlo tomando prestadas las bromas de su predecesora para repetirlas con una dependencia exasperante. Entre cinco y siete guionistas han colaborado para dar forma al “guion” de esta secuela, y parece que el 90% tenían un día poco inspirado, porque si elimino de la ecuación las risas condescendientes y las de “integración social”; a penas solté un tercio de carcajada en un par de ocasiones a lo largo de 92 dilatados minutos de película. Pero bueno, como texto de introducción me limitaré a introducir la propuesta. Y es que Evan Goldberg, Rogen y Stoller se dirigen simultáneamente a dos públicos. Por un lado adolescentes mayormente atolondrados amantes de las películas poco sesudas, con mucho “slapstick” y chistes o bien escatológicos o bien sexuales. Por el otro, cinéfilos más veteranos amantes de la comedia inmadura y generacional, y por tanto del “subgénero” de las fraternidades universitarias comenzado por John Landis (“Desmadre a la Americana”), continuado por Adam Herz (“American Pie”) y recientemente redefinido por Goldberg y Rogen (“Superbad”); que igualmente apreciarán los constantes guiños al cine fantástico y de terror (el embarazo en relación satírica con “La semilla del mal”) que tanto gusta a estos guionistas. Entre el cine de Judd Apatow, el de Ben Stiller, el de Adam Sandler y las señas de identidad propias (aquí muy desgastadas) del dúo Goldberg-Rogen se encuentra esta secuela, que acaba demasiado cerca de Sandler, por desgracia.

jueves, 23 de junio de 2016

Crítica de “Buscando a Dory”

-Pixar regresa con una secuela innecesaria, reiterativa, fatigosa, carente de la gracia, la conexión emocional y el sentido de la aventura de la original. La fórmula fracasa estrepitosamente.

-Una premisa interesante sostenida sobre clichés, guiños y situaciones recurrentes. Larga y frustrante, en esta ocasión a la compañía se le ha mojado la pólvora.

Andrew Stanton es a la animación moderna lo que Spielberg una vez fue al cine familiar y de aventuras. Un genio. Tiene a sus espaldas obras maestras como “Bichos”, “Wall-E” y la inolvidable “Buscando a Nemo”. Tras probar suerte en el cine de carne y hueso con “John Carter” y pegarse un batacazo artístico y monetario de proporciones históricas, el animador ha decidido volver con una secuela de la película más exitosa de su filmografía. “Buscando a Nemo” fue un hito en el cine de animación moderno y podemos decir que cambió la vida de muchos niños y la forma con la que los adultos miraban el cine de “dibujos”. La aventura de un padre pez para cruzar el océano en busca de su hijo con la ayuda de todo tipo de criaturas marinas, cautivó a familias enteras y sigue haciéndolo a día de hoy. Pues bien, algo más de una década después, y tras entregar una de las mejores películas del año pasado y seguramente uno de los mayores clásicos animados de la historia (“Inside Out”), Disney Pixar ha decidido volver a maravillarnos con una continuación. La historia de esta secuela está pensada por el propio Stanton, el guión está escrito por Victoria Strouse (“Falsa Amistad”) y para colaborar con Stanton en la dirección tenemos a Angus MacLane, director de cortometrajes como “BURN-E” o “Toy Story ¡Terror!”. La duda que aparece ante nosotros es si tenemos a la vista otra obra impresionante de Pixar o si no merece la pena mirar por el periscopio.

martes, 14 de junio de 2016

Crítica de “The Nice Guys”

-Shane Black regresa a la gran pantalla con una explosión setentera de risas chabacanas y colorido “pornomatográfico”. Crowe y Gosling hacen un dúo cómico exquisito.

-Puede que la película sea trivial, tenga un alma comercial o unas aspiraciones artísticas no aptas para algunos estratos sociales. Pero realmente es un caramelo prohibido que se disfruta tanto como cualquier cinta de Black. Está plagada de diálogos agudos y su apartado visual es una pasada.

Si no sabéis quien es Shane Black es casi seguro que habéis estado metidos en una cueva los últimos 30 años por lo menos. Este guionista y director de cine amante de la navidad, se hizo muy famoso a finales de los 80 y principios de los 90 con sus guiones para comedias de acción que marcarían la edad de oro del género. Véanse la saga de “Arma Letal”, “El último Boy Scoutt” o “El último gran héroe”. También hay una pequeña leyenda que cuenta que el productor Joel Silver le contrató como actor secundario en “Predator” para que reescribiera el guión del filme. Después de estos años Black desapareció de Hollywod hasta su regreso en 2005. Su vuelta sería como guionista y debutando como director en una comedia negra de acción. Un neo-noir de compañeros improbables protagonizado por un joven Robert Downey Jr., un recobrado Val Kilmer y la encantadora Michelle Monaghan. El filme, con el título "Kiss Kiss Bang Bang", fue una hilarante vorágine de grosería y violencia que marcó definitivamente el estilo de Shane Black, que lo tiene, y a raudales. Su segunda cinta como director sería la tercera entrega de la franquicia “Iron Man” (en la que también trabajaría con Downey Jr.), la cual sería muy criticada por los fans de los cómics a pesar de ser con diferencia la más fresca de todas. Ahora regresa con otro neo-noir de compañeros con toneladas de acción y risas, pero ambientado en la época dorada del cine experimental (es decir, el porno), los coloridos, disparatados y alucinógenos años 70. Y siguiendo con los estilemas “shaneblackianos”, el director escoge a dos antihéroes de los más inmaduros para formar equipo por cuestiones del azar y el dinero. Ryan Gosling y Russell Crowe co-protagonizan esta nostálgica aunque ciertamente innovadora propuesta con la que Shane Black quiere volver a demostrar que es uno de los reyes del gag físico y visual.

domingo, 5 de junio de 2016

Crítica de “Warcraft: El origen”

-La excesiva parafernalia pirotécnica protagoniza esta fantasía manufacturada y sin vida. No tiene la espectacularidad, la profundidad, ni el poso dramático necesarios; es un videojuego al que no se puede jugar.

-Si lo que quieres es ver el primer Warcraft recreado digitalmente en pantalla grande, eres el público objetivo de esta propuesta farragosa, decepcionante y bastante aburrida. En el mundo de la fantasía audiovisual actual, está más cerca de la última de “El Hobbit” que de cualquier otra cosa.

De nuevo las esperanzas de los "gamers" de todo el mundo fueron renovadas, en este caso gracias a Duncan Jones, Universal Pictures y Blizzard Entertainment. Se vislumbraba al fin ese inicio que todos esperábamos, el día que un videojuego lograra una adaptación sino a la altura, consumible. Y con ello la llegada de muchas adaptaciones de grandes historias que nos ha regalado el “décimo arte”. Sería un día alegre, pues el séptimo arte está atascado ofreciendo los mismos productos, y el mundo del videojuego sería una rica fuente de contenido interesante que explotar, si se hiciera bien. “Warcraft” parecía ser la encargada de dar ese importante paso, y las esperanzas en la propuesta crecieron cuando entró a dirigirla el prometedor Duncan Jones. Este productor, director, guionista y confeso jugador incondicional de Warcraft ganador de un premio BAFTA, además de ser hijo del legendario David Bowie, tiene a sus espaldas dos películas excelentes a reivindicar. Son “Moon” y “Código fuente”, dos productos de ciencia ficción muy por encima de la media y que revelan a un autor con evidentes cualidades. No es de extrañar que su entrada como co-guionista y director diera vida a propuesta. El otro guionista elegido fue Charles Leavitt (“Diamante de Sangre”, “El séptimo hijo”). Por último el compromiso de Blizzard para ocuparse personalmente del proyecto “asesorando” durante la preproducción y el rodaje, fue un alivio para los fans que esperaban fidelidad visual y conceptual con respecto a la riqueza del Lore (historia y trasfondo del mundo) de Warcraft. Ahora que la cinta ya se ha estrenado en cines, es hora de decidir si lo último de Duncan Jones se define como precursor de un futuro advenimiento de adaptaciones de videojuegos, o se va al montón de “mejor olvidar” con “Resident Evil”, “Super Mario Bros” y ambas adaptaciones de “Hitman” -entre otros-.