jueves, 14 de mayo de 2015

Crítica de “Las altas presiones”

-Película madura, veraz e intimista, pero que a menudo se siente demasiado vacía y puede que hasta un “pelin” pedante.

-Un pequeño pero ambicioso drama gallego, realizado con mucha corrección y sumamente bien interpretado.

El cineasta duopontino Ángel Santos que debutara hace tres años con el drama romántico “Dos fragmentos / Eva”, nos presenta este año su nueva película. Un drama en el que nos cuenta el regreso de Miguel (nuestro protagonista) a su ciudad natal, Pontevedra, con el encargo de registrar las localizaciones para una película y en el proceso reencontrarse con viejas amistades y conocer algunas nuevas. Alberto Díaz Bertitxi repite como director de fotografía, el guión corre a cargo del propio director y la música del grupo Unicornibot, que incluso se deja caer en una de las escenas de la película. Por último el reparto está formado -entre otros- por: Andrés Gertrúdix, Itsaso Arana, Diana Gómez, Juan Blanco y Marta Pazos. El filme a penas ha llegado a unas pocas salas de toda España, así que se puede decir que este cronista es un afortunado. Bueno, si se puede o no decir lo decidirán ustedes en las siguientes líneas de este artículo.

No tengo ninguna duda de que “Las altas presiones” es cine serio, delicado, honesto y sin ningún tipo de efectismo. Ese tipo de cine al que no le hace falta alzar la voz para expresarse, o al menos eso creen los responsables de llevar a cabo este interesante proyecto. Y no es que lo que quiera decir no lo diga con claridad y serenidad, es que parece querer decir más de lo que se dice a la hora de la verdad, parece querer ser más de lo que en realidad es. Ese aire de melancolía no tiene ni pizca de falso, el juego con el ambiente no tiene reproche alguno, pero esos largos silencios tan íntimos y esas miradas al infinito no siempre nos cuentan tanto como querrían, tal vez porque la ambición es un arma de doble filo. Y el ritmo lento de la película no la hace -en absoluto- aburrida, es un tipo de sosiego nostálgico que convierte momentos pequeños o habituales en algo más, no obstante la vacuidad de la obra no pasa desapercibida y en parte se debe a que el filme no logra conectar con el espectador a ninguno de los niveles. Sin ir más lejos, el apático personaje protagonista, que se pasa media película cerrado en banda, pensando en tiempo mejores, en lo felices que son los demás y los triste que está él; pero que tampoco se esfuerza nada por cambiar esa situación hasta bien avanzado el filme; es una tarea imposible la de empatizar con él, de hecho cuando desaparece de escena tampoco se pierde tanto.

Por otro lado está la evidente pretenciosidad de lo presentado. Desde luego no tienen que estar de acuerdo conmigo, pero por mucho que todo quiera llevar a reflexión y por mucho juego con el paisaje que pongan ante mis ojos, lo que hay en el interior del bosque no es más que un drama romántico disfrazado de otros géneros; diferente, sí, pero con varios de los mismos problemas que sufren sus congéneres. Y es que ya lo dice el dicho: “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Sobre la fotografía y -en general- el apartado visual no tengo a penas nada que objetar: las localizaciones están bien elegidas y utilizadas, hay buenas composiciones, un buen trabajo de iluminación, etc. La dirección de Ángel Santos es atenta, delicada y logra que la cinta nunca aburra, además hay un par de fotogramas encantadores, destacando un significativo y cautivador plano final. Por último toca hablar del reparto, uno de los mayores atributos de la cinta. Todos hacen un trabajo muy bueno y la película les debe mucho de lo conseguido.

Tengo opiniones encontradas sobre este drama. Por un lado es mucho más apreciable que cualquier blockbuster de turno, por otro su vacuidad le resta mérito en otro aspectos en los que la película tiene verdadero interés. Tal vez si hubieran decidido hacer directamente el romance triste, callado e intimista en el que se ha cuasi-convertido no hubiera podido resistirme. Eso teniendo en cuenta que en ese hipotético caso algo dentro del filme hubiera logrado conectar conmigo, o que al menos el personaje protagonista de esta historia no me resultara tan cínico. De todos modos si ustedes están cansados de las típicas películas de cada viernes, les apetece aprovechar el último día de la “fiesta del cine” y tienen esta película en su cartelera, no seré yo quien les diga que dejen de apoyar el cine patrio cuando tiene talento y esfuerzo detrás.


Alejandro Arranz

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