-No creo que haya nada semejante en todo el cine de 2017.
-Si Day-Lewis se retira con ésto, puede irse en paz. Se merece su cuarto Oscar.
A estas alturas no cabe la menor duda de que Paul Thomas Anderson es uno de los mejores y más personales cineastas de la actualidad. La evolución de su filmografía es orgánica, fascinante e intachable. Con su última obra me ha vuelto a trastocar, y me he convertido de repente en un personaje contradictorio. Hacía tiempo que no tenía tantas ganas de hablar largo y tendido sobre una película, de destripar cada fibra de su ser, y al mismo tiempo una conciencia tan clara de que hacerlo sería despreciable. Eso convierte las líneas siguientes en un trabajo harto complejo de realizar. Pero no se alarmen, a pesar de las barreras deontológicas intentaré que cada palabra y cada espacio sean significativos, como Woodcock al concebir cada hilo de sus vestidos o Thomas Anderson al disponer cada material de su espléndida película.