domingo, 11 de mayo de 2014

Crítica de “Snowpiercer”

-Una epopeya de ciencia ficción inquietante, inteligente y visualmente portentosa, reescribe los códigos del género a partir de una sencilla premisa que acaba resultando exuberante.

-Te traspasa como una bala en el corazón, no podrás resistirte a lo que Bong Joon-ho ha creado aquí, una película abrumadora y potente.

El reputado cineasta coreano Bong Joon-ho (The Host) regresa a los cines tras “Mother” con un drama de ciencia ficción situado en un futuro post-apocalíptico en el que la humanidad casi se ha extinguido debido a un fallido experimento para solucionar el calentamiento global, los únicos supervivientes son los pasajeros del Snowpiercer, un tren que recorre el mundo impulsado por un motor de movimiento eterno, en dicho tren los pasajeros están situados por clases (como en cualquier tren corriente), desde los privilegiados en la cabeza hasta los más desafortunados en la cola; es fácil imaginarse que los que malviven al final del tren intenten llevar a cabo una revolución para llegar a la cabeza. Con esta aparentemente simple premisa basada en la novela gráfica “Le Trasperceneige” de Jean-Marc Rochette y Jacques Loeb el director de “Memories of Murder” se dispone a contarnos una escalofriante historia de un posible y cercano futuro en la que ni los héroes son totalmente buenos ni los villanos hacen las cosas por pura maldad; el propio Joon-ho co-escribe el guión de la cinta (la primera rodada en inglés del director), que cuenta con la fotografía de Kyung-Pyo Hong, la banda sonora de Marco Beltrami (Carrie) y un imponente reparto de estrellas que no dejará indiferente a nadie, entre los que se encuentran: Chris Evans, Song Kang-ho, Tilda Swinton, Jamie Bell, Octavia Spencer, Ewen Bremmer, Ah-sung Ko, John Hurt y Ed Harris.

El comienzo va directo al centro de la cuestión pero nos introduce bien en ese supuesto futuro, los protagonistas que viven en la cola se preparan para otra revolución después de que las demás hubieran fracasado en el pasado, a la cabeza encontramos a nuestro protagonista, un descuidado pero interpretativamente excelente Chris Evans; la atmósfera creada por el director es increíble, logro proveniente del absolutamente impresionante apartado visual que fotograma tras fotograma vuelve a sorprendernos con una soberbia imaginación y un diseño de producción impecable; mientras esperamos y esperamos a que sea el momento preciso se nos enseña como es la vida y la jerarquía en la “máquina sagrada” creada por el señor Wilford al que los vagones delanteros adoran como al nuevo Mesías salvador de la humanidad, el misterioso personaje protagonista aunque no sabemos nada de su pasado si que tiene las pinceladas necesarias para ir entendiendo su personalidad, tiene como ejemplo a seguir al personaje de John Hurt al que considera líder de la rebelión y también un justo líder para el tren; cuando llega el momento es la hora del inicio de la acción, rodada con categórica competencia por el surcoreano, como es evidente la película se trata simplemente de avanzar por los vagones del tren sorteando los peligros que puedan encontrar pero para nada resulta simple la ejecución de dicha premisa, todo lo contrario, pues el filme esconde sorpresas a cada esquina y tras cada puerta. Cada vagón es un hábitat distinto y exótico repleto de una creatividad y un poderío visual desbordantes, y es que “Snowpiercer” resulta ambiciosa tanto en la forma como en el fondo y de este modo se convierte en una película de ciencia ficción que se desmarca del resto para convertirse en una imprescindible del género, es tan arriesgada como “The Host” y tan vigorosa como “Looper”, una vez más el señor Bong Joon-ho ha puesto sus competentes manos sobre un género en el que nunca había trabajado y ha cambiado las normas para lograr una película imprevisible, fresca, apasionante, conmovedora, turbadora y muy entretenida.

El guión esconde más material del que hay a simple vista, cierto que hay personajes desdibujados y algún secundario molón de esos que no tienen mínima importancia pero a parte de eso es excelente, me ha entusiasmado la facilidad con la que el director (con ayuda del director de fotografía Kyung-Pyo Hong) ha concebido un par de momentos formidables de esos que ponen la piel de gallina y también me quedan en la memoria algunos diálogos-monólogos dramáticos de lo mejor que he visto en el género en los últimos años, pero lo más sobresaliente -con respecto al guión- es la toma de decisiones que han tenido los guionistas, la cual ha desembocado en giros inesperados y situaciones muy audaces que no son nada típicas ni en el género ni en el cine moderno en general, eso si, aunque el conjunto y los engranajes más importantes sean impredecibles o alejados de las convenciones del género, hay momentos pequeños pero importantes que puedes prever con facilidad particularmente si eres un habitual de este tipo de cine. Volviendo a los personajes, todos están envueltos en un aura de misterio que para algunos puede resultar irritante pues el guión no une todos los cabos al final y para bien o para mal deja que cada uno decida que creer, este tren esconde todo tipo de ideas deslumbrantes y personajes interesantes aunque demasiado difuminados, el del señor John Hurt sin ir más lejos es uno de los problemas de la película y no todo me concuerda al final pero incluso los más desdibujados están ensalzados por sus intérpretes que se encuentran -casi todos- en estado de gracia, a parte del protagonista el otro personaje realmente interesante es el de Wilford, no es un villano clásico sino que hace lo que hace porque tiene su propio código ético, es inmoral pero las atrocidades que comete las hace para que el tren-la humanidad siga corriendo sobre las vías y el orden permanezca en la sociedad, además está reforzado por un fantástico Ed Harris.

Ya es demasiado tiempo de reseña para no haber entrado a temas de reparto, Chris Evans está muy bien en el rol principal y completa un monólogo dramático y una escena que te estremecerán, el reconocido actor surcoreano Song Kang-ho realiza una discreta aunque correcta interpretación, la irreconocible Tilda Swinton aporta un toque estrafalario y otros secundarios como Jamie Bell aparecen sin más, imagino que poner a una cara conocida en el lugar donde tiene que ir una situación empática es una decisión inteligente pero me cuesta entenderlo, siguiendo con la innumerable lista de secundarios Octavia Spencer como una madre fuerte y valiente cumple con creces su papel o la jovencísima Ah-sung Ko que se desenvuelve bastante bien en un personaje prioritario y también uno de los más misteriosos , para acabar dos gigantes de la interpretación como John Hurt y Ed Harris que a pesar de no llegar a verse las caras completan sus actuaciones con eficiencia, el primero pasa más desapercibido pero el segundo hace de su villano uno de los personajes más memorables de la cinta, y es que a estas alturas quien va a dudar de las aptitudes de semejante actorazo. Una anécdota que a mi por lo menos me ha resultado cómica es la de que un secundario de esta película sea nada menos que Tómas Lemarquis, al que vi ayer mismo haciendo de villano en “3 days to kill”, no veo que haya cambiado nada de un papel a otro.

En la parte final el filme se vuelve demasiado brusco, esos pequeños detalles previsibles se amontonan y parece que ocurren muchas cosas a la vez y excesivamente rápido, creo que es el punto más débil del guión pero aún así la dirección, los actores y el siempre alucinante apartado visual sostienen la película con un magnífico resultado, en el desenlace muchas piezas encajan pero otras quedan sueltas y quizá como me ocurrió a mi ya os hacíais una idea de como iba a finalizar la cosa, no es el mejor final ni el más sorprendente pero es adecuado, el acertado para un notable drama de ciencia ficción con variedad de momentos extraordinarios y que os recomiendo ver sin falta, nunca sobran buenas películas, mucho menos de este género y es difícil encontrar una que se aleje de convencionalismos para entregar material de calidad; puedes tener una premisa sencilla o la más complicada de todas, pero lo importante es tu manera de transportar esa idea a la pantalla.


Alejandro Arranz

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