-Shane Black regresa a la gran pantalla con una explosión setentera de risas chabacanas y colorido “pornomatográfico”. Crowe y Gosling hacen un dúo cómico exquisito.
-Puede que la película sea trivial, tenga un alma comercial o unas aspiraciones artísticas no aptas para algunos estratos sociales. Pero realmente es un caramelo prohibido que se disfruta tanto como cualquier cinta de Black. Está plagada de diálogos agudos y su apartado visual es una pasada.
Si no sabéis quien es Shane Black es casi seguro que habéis estado metidos en una cueva los últimos 30 años por lo menos. Este guionista y director de cine amante de la navidad, se hizo muy famoso a finales de los 80 y principios de los 90 con sus guiones para comedias de acción que marcarían la edad de oro del género. Véanse la saga de “Arma Letal”, “El último Boy Scoutt” o “El último gran héroe”. También hay una pequeña leyenda que cuenta que el productor Joel Silver le contrató como actor secundario en “Predator” para que reescribiera el guión del filme. Después de estos años Black desapareció de Hollywod hasta su regreso en 2005. Su vuelta sería como guionista y debutando como director en una comedia negra de acción. Un neo-noir de compañeros improbables protagonizado por un joven Robert Downey Jr., un recobrado Val Kilmer y la encantadora Michelle Monaghan. El filme, con el título "Kiss Kiss Bang Bang", fue una hilarante vorágine de grosería y violencia que marcó definitivamente el estilo de Shane Black, que lo tiene, y a raudales. Su segunda cinta como director sería la tercera entrega de la franquicia “Iron Man” (en la que también trabajaría con Downey Jr.), la cual sería muy criticada por los fans de los cómics a pesar de ser con diferencia la más fresca de todas. Ahora regresa con otro neo-noir de compañeros con toneladas de acción y risas, pero ambientado en la época dorada del cine experimental (es decir, el porno), los coloridos, disparatados y alucinógenos años 70. Y siguiendo con los estilemas “shaneblackianos”, el director escoge a dos antihéroes de los más inmaduros para formar equipo por cuestiones del azar y el dinero. Ryan Gosling y Russell Crowe co-protagonizan esta nostálgica aunque ciertamente innovadora propuesta con la que Shane Black quiere volver a demostrar que es uno de los reyes del gag físico y visual.