domingo, 12 de febrero de 2017

Crítica de "Lego Batman: la película"

-Sí, este Batman entra de sobra en el top 5 de mejores películas del cruzado de la capa.

-Todas las piezas están unidas con solidez y mimo creando un irresistible monumento metacinematográfico al género y al héroe.

Si ha habido una sorpresa por parte del cine de animación en los últimos años, no hay duda de que fue La LEGO película. Los geniales creadores que se encargaron de montar aquel alegórico jolgorio fueron: Philip Lord, Christopher Miller y Chris McKay. Era una película brillante, fresca, auténtica y alucinante en todos los niveles de su ingeniosa construcción. Y si había un personaje que mereciera su propia aventura en solitario era aquel hilarante Batman, que se apropiaba de la función en todas y cada una de las escenas. Gracias a dios alguien se dio cuenta y ha llevado a cabo un spin-off que apetece ver, y no hace falta pensar mucho para darse cuenta de que esos escasean. Ahora bien, esta nueva propuesta a cargo de Chris McKay no busca seguir la fórmula de aquella película del 2014, sino darle una memorable y descacharrante vuelta de tuerca a los clichés del cine de superhéroes y en particular, como no, al oscuro antihéroe de cómic que tanto gusto le ha cogido a la gran pantalla. Él, el único, inimitable, talentoso, fabuloso, inteligente, atractivo, rico y genial...BATMAN.

Seguramente vayan a leer ésto mucho durante las siguientes semanas y meses, pero es obligatorio decir que estamos ante la mejor película -con diferencia- que DC/Warner haya hecho desde los tiempos de Nolan, y también ante una de las mejores sobre el hombre murciélago. Es un escándalo de destrucción, luchas, innumerables gags a la cultura popular, guiños a Marvel y DC, memorables chistes para varios niveles de público y auténtica atención al personaje y su mundo creado en viñetas. Sin embargo la sobrecarga de elementos nunca irrita como en las películas de Zack Snyder, probablemente porque además de pericia e inteligencia, no hay -obviamente- una búsqueda constante de relevante y oscura epicidad, más bien todo lo contrario. Frente a eso los pequeños disfrutarán de diversión sin freno, mientras los adultos y los fans lo hacen de una deliciosa atención al detalle, un impresionante apartado visual repleto de color y tropecientas piezas que pasan por la pantalla a velocidad de vértigo y un guion mucho más sólido de lo esperado. Tal vez DC debe tomar nota en algunas cosas para su universo de carne y hueso.

En contraste con el guion de la cinta madre, escrito por Philip Lord y Christopher Miller, aquí encontramos a cinco guionistas. La decisión aporta mucha información sobre la propuesta pero también crea dudas. No obstante, han conseguido no solo que sea muy divertido y gloriosamente referencial, sino muy sólido gracias al ejemplar uso de sus elementos y una magnífica profundización en el personaje como gag maestro y al mismo tiempo como forma de entregar un mensaje perfectamente ideado sobre la importancia de dejar entrar en tu vida a la gente que te quiere y te da fuerza. Por último hay que hablar de los secundarios. Alfred resulta tan impresionante como siempre y algunos villanos de otras franquicias son un inesperado placer, pero en general los acompañantes son un importante problema de la película. En primer lugar desearíamos que se les prestara mayor atención y en segundo lugar, si hay que ver la versión española, las voces de los actores de doblaje de ciertos personajes no funcionan en absoluto.

Cuando acaba la película solo pienso que quiero más de muchas cosas. Más chistes, más guiños, más piezas de Lego, más langostas thermidor y sí, más BATMAN. Eso sucede porque es una película de superhéroes que no agota pese a toda la parafernalia. Porque sabe muy bien lo que es, lo que quiere contar y cómo hacerlo del modo ideal. Chris McKay le da forma a una de las mejores películas de este principio de año, una impagable aventura para todos los públicos que le otorga carta blanca al lego-meta-cine para hacer lo que quiera hasta que se le acabe la frescura. Batman vuelve en una de sus mejores versiones, la de LEGO.


Alejandro Arranz

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