jueves, 9 de febrero de 2017

Crítica de “Manchester by the Sea”

-No hay ninguna película este año que sea tan honestamente tierna, furiosa, triste y maravillosa como ésta.

-Casey Affleck ofrece la mejor interpretación de su carrera, de la que se seguirá hablando con los años.

Kenneth Lonergan debutó en la dirección en el año 2000, con un drama independiente que obtuvo unas excelentes críticas y le hizo candidato al Oscar a “Mejor guion original”; You Can Count on Me. Era una brillante tragicomedia repleta de melancolía y con magníficas actuaciones. El problema vino con su segunda película, Margaret. Hubo discusiones sobre su montaje y tardó años en poder verse una versión final que fue tan bien recibida por algunos medios como todo lo contrario. Su última película es una especie de redención en la que vuelve a sus temas relacionados con la pérdida, la familia, la culpa, el castigo y el amor. La historia trata sobre un conserje de Boston que regresa a casa al enterarse de la muerte de su hermano. La película está nominada a 6 premios Oscar.

Una buena película no te deja de rebotar en la mente al día siguiente, y Manchester by the Sea continúa contándome cosas, revelando algunas y afectándome por las que conozco. No es una película que le recomendaría a todo el mundo, es difícil y arriesgada, categorizarla como drama sería infravalorarla y trivializarla, porque Lonergan se acerca a la realidad, a la crueldad y la extrañeza de ésta; lo hace con elegancia y perfecta contención colmada de ira, tristeza y pena. La estructura no deja de ser precisa por ser un abrumador sinsentido de días y sucesos que nos superan ampliamente como seres humanos; y el cineasta tampoco rechaza un humor asfixiante y lacerante que ayuda a llevar la película a un lugar donde el cine no suele llegar. Muchos se sentirán decepcionados y tildarán la cinta de gris, fría, por la creencia de que no es capaz de acercarse al espectador; nada más lejos de la verdad. Lonergan , su cámara, su guion y sus personajes se distancian. No afrontan los implacables sucesos por medio de la emoción o la conmoción fácil y directa, en cambio se deja que la tristeza construya el camino con la tragicomedia imbuyendo cada escena y sin hacer concesiones ni juzgar jamás las emociones y reacciones de sus personajes. Personalmente tomar el camino difícil y triunfar en cada curva me parece un logro colosal, y conmueve desde su calma, desde una sencillez que es del todo complicada.

Llegados a este punto debo hablar de los “flashbacks” y la música. En cuanto a lo primero, muchas veces este recurso -o semejantes- destruye una buena escena porque la mirada del personaje podía decir incluso más. Eso me pasa, por ejemplo, en el final de La La Land. Pero aquí cada fragmento fuera de la linealidad presente está introducido con maestría para construir al personaje y aportar información necesaria a la historia. Y eso es así porque el guión está perfectamente trasladado al terreno visual y se complementa con su montaje y un trabajo musical inherente al sentir de las imágenes (algo que ya era común en la filmografía de Lonergan). Para terminar se ha de hablar del reparto. Michelle Williams se gana el aplauso en cinco minutos y Lucas Hedges, aunque puede parecer algo perdido en ciertos momentos, es una auténtica sorpresa. Por último, Casey Affleck, que ofrece una de las mejores interpretaciones que he visto en mucho tiempo, con un trabajo de lenguaje corporal que hay que verlo para creerlo. El año pasado todos alucinaron al ver el sufrimiento en la expresión de DiCaprio en The Revenant y se llevó el Oscar por moquear con la cámara pegada a la jeta. Pues bien, Affleck se funde con su personaje y transmite el dolor, la incapacidad y la culpa de una forma desgarradora sin necesidad de adornos o excesos. No hagan el idiota y denle el maldito Oscar.

Kenneth Lonergan nos trae la tragedia de un hombre destruido y que no puede ni quiere repararse, una historia sin final feliz que maravilla desde su sencillo título. Manchester by the Sea es probablemente la mejor película del 2016, no hay prácticamente nada malo que se pueda decir sobre ella. Digo probablemente porque aún tengo algunas pendientes, aunque dudo que otra película pueda conmoverme de forma tan profunda a partir de una contención y un sosiego tan heridos, tan dolorosos, tan reales y tan universales. Un milagro de película.


Alejandro Arranz

No hay comentarios :

Publicar un comentario