-Warner la arranca la esencia a Tarzán para crear un blockbuster de superhéroes tan mecánico, incompetente, irrisorio y sin alma; que uno prefiere ser atacado por un gorila antes que seguir en la sala.
-Construida sobre anacronismos. Esta película no tiene ni pies ni cabeza, tampoco tiene voluntad aventurera y su batiburrillo digital es muy feo.
El año pasado Warner Bros sufrió uno de los mayores fracasos en taquilla de todo el siglo. “Pan” de Joe Wright fue repudiada por la crítica y el público, tachada de película hortera, tediosa y tonta. El batacazo económico fue monumental, pero parece que Warner no aprendió la lección y se arriesgó a tropezar dos veces con la misma piedra. La existencia de esta nueva versión de Tarzán y el motivo de su apresurada producción (algo que se nota en cada fotograma) se deben al éxito arrollador de la versión de imagen real de “El libro de la selva”. El filme de Favreau gustó a todo el mundo, su fauna y su flora digitales recreadas con una atención al detalle sublime simplemente ayudaban a que la estupenda y conocida historia nos cautivara más aún. Y claro, Warner quería y necesitaba un huevo de oro de esos, así que recuperar a Tarzán era una decisión obvia. Hacerlo aprisa, con un CGI tan descuidado, un argumento tan poco concordante, un guión tan comercial y una necesidad de gustar a todo el mundo que acabara por no gustar a nadie; eso ya eran decisiones algo más dudosas. Pero antes de comenzar con el texto argumentativo, nombremos a los responsables primeros de esta nueva superproducción que llega a los cines de todo el mundo. Los cuatro guionistas encargados de traer de vuelta al personaje creado por Edgar Rice Burroughs son: Stuart Beattie, Craig Brewer, John Collee y Adam Cozad. El director designado para sacar adelante la propuesta es el competente David Yates, mundialmente conocido por dirigir las cuatro últimas películas de Harry Potter; y que se encargará también de comenzar la nueva trilogía de “Animales fantásticos y donde encontrarlos”. Por último tenemos a un atractivo reparto que lleve al público hacia las salas. Empezando por un hipermusculado Alexander Skarsgård y la infalible Margot Robbie y siguiendo con actores tan cualificados como Christoph Waltz, Samuel L. Jackson, Djimon Hounsou y Jim Broadbent -entre otros-.