-Una película fabulosa, absolutamente divertida, inteligente y reflexiva. No se la pierdan.
-Compleja en su sencillez y viceversa. Baumbach camina en la línea entre lo pretencioso y lo extraordinario, entre lo espontaneo y lo minuciosamente calculado. Los actores están fantásticos.
Para quienes lo desconozcan, Noah Baumbach es un director y guionista estadounidense famoso por sus comedias dramáticas independientes, las cuales se caracterizan por una sencilla espontaneidad que acaba tornándose en compleja relevancia y ciertos rasgos en común con el cine de Woody Allen. Su última obra fue “Frances Ha”, una delicia tan indie como ligeramente pretenciosa que sin embargo mostraba muchas de las virtudes del cineasta, como por ejemplo su habilidad para retratar las emociones de sus personajes. Ahora con 46 años cuenta lo que aparenta ser una historia sobre la crisis de los 40 pero que acaba siendo algo de mucha mayor importancia. Aunque el choque generacional y la convivencia -cuanto menos extraña- entre los diferentes estilos de vida se conforme como el tema principal, surgen incontables temas y capas que Baumbach afrontar a través de la comedia, su mayor aliada. El director recurre a su amigo Ben Stiller (con el que ya trabajó en el filme “Greenberg”) para protagonizar esta historia, y hay que decir que Stiller es un actor que ha madurado de forma sorprendente con los años. También encontramos a una maravillosa Naomi Watts y a secundarios de la talla de Adam Driver, Amanda Seyfried y un titán como Charles Grodin, que regresa para la ocasión con un estupendo papel.