miércoles, 15 de enero de 2014

Crítica de “Agosto”

-Una gran comedia dramática, tan teatral como se pueda recordar y muy bien escrita e interpretada pero que no apasiona tanto como antaño.

-Agotadora, todo se mueve alrededor de unas brillantes Roberts y Streep, que utilizan los magníficos diálogos como vehículo para su lucimiento interpretativo.

El guionista y director John Wells (The Company Men) es el encargado de llevar a la gran pantalla la obra de teatro homónima que le mereció el Premio Pulitzer al dramaturgo norteamericano Tracy Letts, el cual ha escrito el guión de la película. Y para ello ha contado con un reparto lleno de grandes actores, como Meryl Streep, Julia Roberts, Chris Cooper, Sam Shepard o Ewan McGregor (entre otros).

El comienzo de la cinta y el resto de los hechos hasta la reunión familiar están rodados con eficacia a pesar del bajo ritmo que la película mantiene en la introducción; cuando todos se reúnen llegan las escenas potentes, que poseen una fuerza digna de mención; el principal problema recae en que cuando Meryl Streep desaparece de escena, la película cae en picado, y ni siquiera la habilidad de Letts para encadenar subtramas interesantes la consigue levantar en esas partes. El nudo es la mejor parte, mucho más enérgica que el principio y más audaz que el final; las tramas se complican, las emociones de los personajes salen a flor de piel y el humor aumenta considerablemente para lograr escenas de auténtica genialidad, donde los actores pueden desatar todo su potencial.

Y ahí es donde reside el pilar principal en el que se apoya este melodrama, los actores. La verdad es que casi todo el reparto lo hace realmente bien, Chris Cooper o Benedict Cumberbatch son dos buenos ejemplos de papeles pequeños pero eficaces, después está Julia Roberts que realiza una excelente interpretación, pero la que se lleva la palma es Meryl Streep, ella es el alma de la fiesta, desde lo cómico hasta lo trágico cumple con todos los matices de su personaje, aunque a veces resulte demasiado sobreactuada.

Tranquilos/as que el reparto no es el único pilar que sostiene a esta adaptación de la obra de Letts, a parte de estar basada en una obra ganadora del Pulizter y de unas interpretaciones de escándalo hay que dirigir la vista al magnífico guión, en especial por sus geniales diálogos, punzantes e irónicos hasta la médula; algunas escenas son tan intensas que te revolverás en la butaca y te darán ganas de gritarle a los personajes; el problema es que todo se muestra tan teatral, tan excesivo y por otra parte falto de profundidad, que uno acaba algo agotado, aunque jamás aburrido. Está mejor escrita que dirigida, si bien Letts realiza un gran trabajo con el libreto, el director John Wells no consigue relajar el ambiente para que el espectador respire, y al final la película es demasiado pero también demasiado poco, todo demasiado grandilocuente y asfixiante pero al mismo tiempo faltan muchas cosas: falta chicha y falta apretar las tuercas de algunos aspectos fallidos.

Hay fallos importantes en múltiples aspectos del film: bajadas de ritmo, personajes desdibujados, giros toscos, metraje excesivo, subtramas aburridas, temas desaprovechados; y aún con todo ello no te podrás resistir a semejante festín interpretativo, hábilmente escrito y con algunas escenas excepcionales, escenas tan divertidas e inteligentes que es molesto que no pueda ser así durante las dos largas horas.

Como adaptación no llega ni de lejos a la original y como película es demasiado larga y demasiado sofocante para contentar al espectador medio, sin embargo en sus diálogos y en su impecable reparto hay suficiente magia como para dejar satisfecho a cualquiera dispuesto a colocarse frente a ella y plantarle cara, hay mucho menos de lo que se podía esperar pero aún así hay bastante buen material que ver, y además Meryl Streep es la caña.


Alejandro Arranz

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