viernes, 6 de julio de 2018

Crítica de "Ant-Man and The Wasp"

-Paul Rudd se confirma como una de las mejores decisiones de casting del UCM, es puro carisma y naturalidad.

-El guion abre caminos para el universo Marvel sin apartar la vista de su historia.

El chasquido aún nos retumba en los oídos, como si nos hubiera alcanzado la onda de una explosión cercana. El trauma no es fácil de curar, y se hace más difícil al tener que aguantar el dolor de no saber lo que está por venir y tener que esperar para verlo. Por eso Marvel ha llamado al mejor, a ese personaje capaz de aliviar esta especie de lado oscuro del hype que nos tiene a todos consumidos desde Abril. La casa de las ideas ha llamado a Scott Lang. Claro, algunos quizá os estéis riendo porque no confiáis en que este insignificante héroe pueda aliviar vuestro sufrimiento o dar alguna respuesta sobre lo ocurrido, pero es un terrible error juzgar a alguien por su tamaño, y sin duda Scott os va a sorprender con sus nuevas y poderosas habilidades. Ant-Man ha aprendido trucos nuevos, trucos de magia. Ahora es mucho más divertido.

Peyton Reed regresa tras las cámaras después de demostrar hace tres años que podía sustituir a Edgar Wright y realizar una película divertida, sorprendente y muy fresca dentro del género y de la franquicia marvelita. Superada aquella alargada sombra de Wright, a esta secuela le toca enfrentarse a la de Thanos. Y aunque pueda sonar increíble, una vez que vemos a Scott Lang y a su hija jugar sin preocupaciones en un túnel de cartón, la sombra de Thanos desaparece de nuestras cabezas. De hecho según la cronología Thanos aún no ha hecho nada irreversible, por lo que resulta mucho más sencillo sentarse en la butaca y observar como éstos personajes no tan poderosos pero el doble de entrañables resuelven problemas más modestos. No hay tanto en juego, no hay esa densidad épica y esa compleja narración del filme de los Russo, ésto es más cercano, más personal, más humano.

El director logra hilvanar a la perfección el humor oral, el slapstick, las imaginativas set-pieces (la persecución del clímax es ANTológica) y las escenas de corte más emotivo mediante un ritmo brillante que ha pulido muchos de los problemas que sufría la primera entrega. Confecciona una película familiar que de nuevo se siente fresca y muy entretenida, con curiosa atención al detalle (deja pistas para el futuro) y talento para el homenaje encubierto. No obstante lo mejor de la película es su capacidad para volver a encariñarnos con prácticamente todos los personajes por breve que sea su participación. Scott y su hija, su ex-mujer y el novio de esta, con el maravilloso Hank Pym de Michael Douglas, con Hope, con Janet, con el impagable Luis de Michael Peña, con el policía de Randall Park e incluso con las hormigas que pululan por la pantalla. Hasta el caricaturesco malo de Walton Goggins se hace querer, no así los personajes de Hannah John-Kamen y Laurence Fishburne, dos villanos desaprovechados y con un carisma microscópico (perdón por el chiste) que vuelven a demostrar que salvo contadas excepciones, los villanos siguen siendo el gran fallo del género.

Ant-Man and The Wasp es una de las película más sencillas y sencillamente entretenidas de este universo que se ha vuelto tan oscuro y desesperanzador desde la llegada del titán loco de Josh Brolin. Una comedia familiar con escasas pretensiones pero buenas ideas, con su corazoncito y una torpeza encantadora que encandilará al mismo público que ya lo hiciera su antecesora en 2015. Sin duda éstos son los héroes que necesitábamos aunque no sean los que muchos quieran ahora mismo. Son la familiaridad, la cercanía, la luz al final del túnel y el gag relajante; al menos hasta la primera escena post-créditos.


Alejandro Arranz

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