-Afilada parábola sobre el capitalismo y la avaricia. Plummer es capaz de ser abominable pero magnético.
-La frialdad juega a favor de la historia, no así la falta de fiereza de un Scott tan profesional como insuficiente.
Es triste que el nuevo filme de Ridley Scott vaya a ser recordado por el escándalo de Kevin Spacey en relación a las acusaciones de acoso y abuso sexual. Ni yo mismo quería empezar estas líneas recordándolo, pero entre la prensa amarillista y un artículo de cine, queda espacio para una sucinta mención. Lo grande del asunto es que tras sustituir a Spacey por Christopher Plummer, el señor Scott rodó de nuevo todo el material relacionado con el personaje en nueve días, una cifra increíble al alcance de muy pocos. Sea como fuere la cinta ya se ha estrenado en la cartelera, y con ella Scott quiere narrarnos el secuestro verídico de John Paul Getty III y los desesperados esfuerzos de su madre por conseguir que el abuelo del joven, el magnate del petróleo John Paul Getty Sr., pagase el rescate. Es 1973, paseamos por las calzadas de la bella nocturnidad italiana, en blanco y negro.