-Estamos ante la experiencia física de la temporada, una fábula que desgarra tu cuerpo pero no tiene alma.
-Técnicamente no tiene rival y habría que estudiarla en las escuelas. DiCaprio y Hardy completan dos interpretaciones sensacionales, duras e imborrables.
Seamos sinceros, “Birdman” le dio a Alejandro González Iñárritu carta blanca para hacer lo que quisiera después. El cineasta mexicano quiso ponerse a prueba (a él mismo y su ego) y destripar en su nueva película la esencia más primitiva del cine. “The Revenant” es pureza cinematográfica absoluta, una experiencia física para ver en la pantalla de cine más grande posible. Iñárritu y Mark L. Smith (“Habitación sin salida”) adaptan libremente una parte de la novela de Michael Punke y convierten ésta en una sangrante y lacerante aventura de supervivencia y venganza, donde prima el silencio. El director llama a su amigo Emmanuel Lubezki para que lleve a cabo un trabajo realmente arduo, se habla de ir a lugares lejanos (perdían la mayor parte de la jornada de rodaje en desplazarse hasta ellos), trabajar en condiciones muy dificultosas y rodar la película enteramente con luz natural, y es que con esa dependencia de la naturaleza, no debes permitirte fallar ni que lo haga nadie del equipo, la tensión podría cortarse con tijeras en el set. Para redondear una propuesta de la que se lleva hablando desde finales del 2014, está un reparto que quita el hipo. Un Leonardo DiCaprio que se decide a ir aún más lejos a la caza del Oscar, tanto que el plano final del filme es toda una declaración de intenciones, después está Tom Hardy, que lleva toda su carrera siendo impresionante, y para culminar unos secundarios de auténticos lujo, como por ejemplo: Domhnall Gleeson, Will Poulter, Forrest Goodluck y Paul Anderson. La película ha arrasado entre crítica y público, que ya la consideran un clásico instantáneo, además se ha convertido en el mejor estreno del 2016 hasta el momento. Me pregunto, ¿Se merece esos honores?