domingo, 14 de diciembre de 2014

Crítica de “Need for Speed”

-Un entretenimiento excesivo y esteroidizado sin pretensiones y que resulta ser mucho mejor de lo que debiera, puede estar plagado de estereotipos o tener una trama tontísima pero la sencilla verdad es que resulta un delicioso placer culpable, no me arrepiento de decir que me ha gustado.

-El reparto es demasiado bueno para esta película, no importa, aquí prima la velocidad, el frenetismo. Nos encontramos con el rival directo de la franquicia “F&F” y a su manera hay que reconocer que funciona.

La saga “Fast and Furious” domina el género de carreras en el cine, sin ningún rival directo al que plantar cara su fórmula era y es a día de hoy sinónimo de éxito, otras películas recientes como la magnífica “Rush” de Ron Howard o “Combustión” del español Daniel Calparsoro se han atrevido a a tocar el género, la primera alejándose completamente de la fórmula y la segunda copiándola infamemente, sin embargo ninguna se adecuaba al arquetipo de franquicia duradera, cosa que sí hace esta adaptación de la famosa y longeva saga de videojuegos de “NFS”. Puede que a priori suene mal pero la verdad es que personalmente me llamó la atención, quizás fue el reparto o la oportunidad de ver a Aaron Paul en el rol protagonista luchando en el asfalto por justicia, venganza o lo que sea, no importa demasiado el motivo, tan solo la velocidad. Parece mentira que se hayan necesitado tres guionistas para el libreto de esta película pero así ha sido, lo esperado, trama previsible y trillada, personajes planos y estereotipados y las típicas situaciones alocadas para añadirle grandiosidad y un punto cómico con el que completar su fórmula, una fórmula, por otro lado, muy distinta a la de su rival directa, la saga de Vin Diesel. Esta tiene un tono más clásico, sus escenas están rodadas desde los coches sin exceso de arreglos digitales e irónicamente está más lejos de parecer un videojuego que las entregas de “F&F”. Así pues el reparto elegido para competir en esta carrera está encabezado por Aaron Paul en el rol de tipo duro, la lista continua con nombres tales que: Dominic Cooper, Imogen Poots, Michael Keaton, Scott Mescudi o Dakota Johnson -entre otros-; aunque ya os adelanto que el trabajo de los intérpretes deja muchísimo que desear.

Después de todo, la adaptación de la famosa saga de videojuegos no es tan horrible como todos decían, es un entretenimiento palomitero sin pretensiones con un correcto Aaron Paul al volante del filme, no pidan más de lo que hay pues lo que propone está muy claro y eso lo cumple con creces, amantes de los coches rápidos y del cine como vehículo de entretenimiento sin necesidad de pensar demasiado, sean bienvenidos, el resto escóndanse en sus maleteros. El comienzo de la película sucede antes de lo que me esperaba, creía que los acontecimientos del primer tramo se contarían a través de flashbacks como es habitual en el género, sin embargo Waugh y los guionistas deciden narrarlo al completo para que el espectador logre empatizar con los personajes, si es que eso fuera posible. De ahí que la película sea tan terriblemente larga, 130 minutos para una película del género es mucho, pero lo bueno es que consigue entretener la mayor parte del metraje. Una venganza automovilística dividida en tres actos, eso es básicamente “Need for Speed”, típico catalizador hace que el bueno busque venganza contra el malo y ya está, Aaron Paul se pone la chaquetina de cuero con sus aires de tipo duro atormentado con código ético y se lanza a la carretera con un par de coches de lujo llevando a cabo un montón de persecuciones adrenalíticas que fueron realizadas por pilotos expertos en circuitos cerrados, y eso se nota para bien.

Aaron Paul cumple bien con su rol, es carismático y poco más pero el nombre que interesa aquí es Michael Keaton, que sigue renaciendo de sus cenizas papel tras papel hasta convertirse en uno de los mayores candidatos a alzarse con la preciada estatuilla este año, no es para menos con la pinta que tiene “Birdman” de Iñarritu, en esta ocasión su histrionismo es merecedor de aplauso, ruge más que el motor de los deportivos y es un placer verle desbocado. El resto muy atractivos y lo que queráis pero su trabajo es tan mediocre como el guión del filme. Sí, el libreto de la cinta lo podría haber escrito un crío de cuatro años que hubiera jugado con los Hot Wheels, con el eslogan velocidad a tope y un par de actores con buen curriculum mal dirigidos, pero por tonta/o/s y simple que sean la trama, el guión y los personajes la película resulta efectiva, no es “Rush” pero es que no intenta serlo, no es comprable, es el producto rival de “Fast and Furious” y como tal es simplon, tonto, exagerado, y frenético, y lo único importante que hay que preguntarse sobre él es si es o no entretenido, y las respuesta final es que sí. La dirección está bien, algunas escenas son espectaculares aunque eso denota más los socavones de ritmo que sufre el filme a menudo, es normal su irregularidad cuando dura más de dos horas pero no por ello más permisible; un último detalle interesante sobre la dirección, al amigo Waugh le queda tiempo para hacer publicidad a su película “Acto de Valor”. No nos olvidemos de dos factores primordiales, la música de Nathan Furst y la fotografía de Shane Hurlbut (colaboradores de Waugh en su anterior película), el primero pincha temas para jóvenes y el segundo hace un trabajo muy crrecto que deja un par de fotogramas interesantes para el género de las carreras ilegales.

Lo dicho que tanto leer tanta opiniones horribles de esta película tras verla no me parece tan mala, es un producto de entretenimiento sin ninguna pretensión. Puede que los personajes sean planos pero los prefiero a los de Transformers, que la trama sea inexistente pero la prefiero a “Lucy” de Luc Besson y cuando el único objetivo de una película es entretener y lo consigue eso se llama ser eficaz, y por eso merece un aprobado...pero raspado.


Alejandro Arranz

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