sábado, 20 de febrero de 2016

Crítica de “Room”

-Extraordinaria, una proeza cinematográfica vital. Es un cuento aterrador y doloroso que finalmente te abrirá los ojos a un nuevo mundo. Los términos “gran película” o “milagro cinematográfico” se inventaron para hazañas como “Room”.

-Brie Larson realiza un trabajo maravilloso, no te lo crees. Jacob Tremblay se gana a todo el público, es una revelación fascinante e inolvidable.

Lenny Abrahamson es uno de los directores más interesantes del nuevo cine independiente. En 2014 nos sorprendió a muchos con su extravagante y alternativa comedia dramática, “Frank”, protagonizada por Domhnall Gleeson, Michael Fassbender y Maggie Gyllenhaal. En 2015 ha estrenado (o 2016 si vivís en España) un fascinante y complejo drama, una de esas películas de apariencia pequeña que tienen un espíritu enorme y que podría derribar murallas por si sola. Emma Donoghue se adapta a sí misma (la novela, del mismo nombre, fue best-seller) y protagonizando la propuesta encontramos a Brie Larson (firme candidata al Oscar) y al joven Jacob Tremblay, que ya ha conquistado a medio mundo y a todo Hollywood con su sorprendente y tierna interpretación. Respaldándolos están -entre otros-: Joan Allen, William H. Macy, Megan Park, Amanda Brugel y Sean Bridgers. No quiero contar nada sobre la trama de “La habitación” porque es una película que hay que descubrir fotograma a fotograma (algo que no haréis si visionáis el terrible trailer). Estamos ante una ocasión especial, una película que puede cambiar tu forma de ver las cosas, que nos golpea y nos derrumba muchas veces de forma necesaria, pero que finalmente nos da la oportunidad de volver a nacer y abrir los ojos por primera vez. El cine se creó por muchos motivos, pienso que lo que ha hecho Abrahamson en “Room” es uno de los más importantes y valientes.

Abrahamson ha captado la esencia de Donoghue realmente bien. El cineasta nos ofrece dos películas en una, ambas difíciles, atrevidas, intensas, aterradoras y relevantes. La primera es ciertamente algo insólito en el séptimo arte, una maravilla que mis sentidos no alcanzan a describir. La segunda podría parecer que vira hacia el melodrama familiar pero es una explicación obtusa y cerrada de miras para definir la excelente segunda hora que nos ofrece la película. Lo primero a comentar es la perfecta cohesión que hay entre el trabajo de la guionista y la dirección. Abrahamson sabe incomodar, sabe crear tensión, utiliza las técnicas con sutileza y la precisión quirúrgica de quien conoce perfectamente a sus personajes. Sus desenfoques, esa manera de esquinar a los personajes dejando tanto aire en la composición a pesar del reducido espacio en el que viven, la inmensa fuerza de sus detalles, etc. Sabe crear tensión en los momentos necesarios, utilizar el humor limpio e inocente para rebajar el drama, eludir las oportunidades de excesos dramáticos apoyándose en un realismo estremecedor que se aleja de cualquier sensacionalismo y además la propuesta visual es arrebatadora, se caracteriza por un lirismo de gran ternura y honestidad. Dos adjetivos muy unidos con las virtudes del filme, porque éste conmueve pero siempre desde la sinceridad, sin tener miedo al realismo o a la escalofriante dureza del relato, pero narrándolo con pulcritud, con intensidad comedida, con valentía inaudita. El guión es capaz de sorprenderme con muchas decisiones en apariencia ínfimas, pero realmente virtuosas e inteligentes. Donoghue no necesita grandes palabros, porque si profundizamos en la aparente sencillez del libreto, hayamos no sólo esa honestidad que mencionaba arriba, sino una complejidad vital y emocional que puede recordarnos a “Boyhood”. “Room” está construida sobre pequeños detalles, emociones reales y la evolución de dos personajes fascinantes; podría decir mucho más y más claro si contara cosas, pero no estoy dispuesto a destrozar una de las experiencias más apasionantes que he visto en una sala de cine. La otra gran gema de la película son sus actores, desde las pequeñas interpretaciones de Tom McCamus o Joan Allen hasta ambos protagonistas, Brie Larson está absolutamente maravillosa y se merece el Oscar más que nadie (aún no he visto a Saoirse) y Tremblay es un niño actor milagroso, ambos han conseguido darle vida a sus personajes y gracias a ellos la película se ha convertido en una vivencia indispensable.

“Room” no entra arriba del todo de mi lista de mejores del 2015, pero no me importa porque sus pequeñas imperfecciones forman parte de su perfección. Es una película muy humana, me llega al corazón, me cautiva, es una joya, realmente una de las mejores del año. En lo que a candidatas al Oscar se refiere sería lo contrario a “The Revenant”, no necesita grandes alardes técnicos ni hazañas épicas, su grandeza viene por dentro y todas las herramientas que trabajan conjuntamente para crear una película están -como debe ser- al servicio de la historia. El filme de Abrahamson ha causado un fuerte efecto en mi, casi como lo hiciera “Nebraska” hace unos años. La clave para finalizar mi reseña sobre “Room” está en una de las mejores frases de una de mis películas favoritas, “El séptimo sello” de Ingmar Bergman. “Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo, precisamente por su perfecta imperfección”.


Alejandro Arranz

1 comentario :

  1. Yo soy de los que opinan que la película debería haber terminado tras su primera hora. Creo que la segunda mitad es tan diferente que termina arruinando el buen sabor de boca que deja la primera. Sea como sea, gran crítica!
    Saludos!

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